Imagen de voluntarios recogiendo basura en Isla Cristina / EA
Imagen de voluntarios recogiendo basura en Isla Cristina / EA

La costa de Doñana rezuma basura. El arranque del curso escolar, en este caso por desgracia, también conlleva comprobar que la falta de civismo de la población en tierra y mar sigue deteriorando el Parque Nacional de Doñana a pesar de su estatus en lo que a protección medioambiental se refiere. Un grupo de más de 20 personas recogieron el pasado 7 de septiembre 1500 kilos de deshechos en un tramo de cinco kilómetros entre Matalascañas y Cuesta Maneli.

Una acción liderada por el activista Quique Herrero, conocido como ‘Quique Bolsitas’ en la que se encontró, «además de plásticos de diversa índole, numerosos aparejos de pesca y otros residuos que invadían la zona, afectando en gran medida a este importante paraje natural del entorno de Doñana», explica Bolsitas.

Basura no solo en Doñana

Pero la ausencia de concienciación no solo se encuentra en Doñana. Avanzando hacia Portugal, en Isla Cristina, sus marismas, justo en la desembocadura del Río Carreras también se hunden en residuos. Una vez más, que se trate de un espacio protegido declarado como Paraje Natural y zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) no frena la marea de basura insostenible.

También en este mes de septiembre, otro grupo de personas orquestadas por Quique Bolsitas han hecho acopio de media tonelada de restos indeseables, en torno a 490 kilos de basura.

Énfasis en el liderazgo de los ayuntamientos

Quique Bolsitas agradece la «colaboración del Ayuntamiento de Almonte aportando material, avituallamiento, y campañas», así como menciona al Consistorio de Isla Cristina como aliado en trasladar la basura recogida, pero insiste en reivindicar «el cuidado de esta zona de enorme valor natural y paisajístico por parte de todas las administraciones, tanto locales, como regionales y nacionales».

Ley europea sobre la Restauración de la Naturaleza

Toda una sacudida de mentes y corazones que coincide este mes de agosto con la entrada en vigor del Reglamento europeo sobre la Restauración de la Naturaleza cuyo objetivo es a escala de la UE que los Estados miembros pongan en marcha medidas para restaurar al menos el 20% de las zonas terrestres y el 20% de las zonas marítimas de aquí a 2030. Una normativa de obligado cumplimiento en toda la Unión pensada de forma paulatina para que en 2050 todos los ecosistemas queden restaurados.

Concretamente, se aplicarán diversos objetivos de restauración a los diferentes ecosistemas, entre los que se encuentran tanto turberas, bosques, tierras agrícolas, zonas marinas y masas de agua dulce como ciudades, donde la presencia de árboles y vegetación ayudará a purificar el aire y reducir las temperaturas. Representa un nuevo avance en el esfuerzo por revertir el deterioro de la naturaleza, por supuesto combatiendo la basura de zonas como Matalascañas, y lograr la neutralidad climática.

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