Imagen del grupo de voluntarios para limpiar la basura de Matalascañas / EA
Imagen del grupo de voluntarios para limpiar la basura de Matalascañas / EA

La playa de Matalascañas rezuma basura. Lejos de la inocencia de un verano azul, esta época estiva del año pone de manifiesto que bañistas, locales y visitantes seguimos sin tomar una verdadera conciencia del problema de contaminación de nuestro entorno natural. Ni siquiera aquellos que son auténticos refugios climáticos en Andalucía occidental como es la Costa de la Luz.

Equipo de voluntarios.

Recientemente, el activista Quique Herrero, conocido como Quique ‘Bolsitas’ ha movilizado a más de 40 personas provenientes de diversas asociaciones y localidades de Andalucía, en colaboración con el Ayuntamiento de Almonte, para sacudir conciencias. Voluntarios por mar y tierra, durante un total de cinco horas han sacado más de 150 kilos de basura, de los cuales, 6000 elementos han sido colillas.

Basura, sensibilización y Matalascañas

«En general, existe una falta de conocimiento entre la población fumadora sobre la contaminación que produce una sola colilla. Cuando explicas que en agua dulce tarda en degradarse 50 años y en salada cerca de diez, se nota que algo cala en la mente de los ciudadanos», explica Quique para EnAndaluz.es.

Colillas en la arena.

Aunque en la provincia de Huelva, solo en las playas de Isla Canela en Isla Cristina, Poniente en La Antilla, y en la Playa del Albergue de Punta Umbría está prohibido expresamente fumar, el consistorio almonteño se ha involucrado en esta acción medioambiental para trabajar conjuntamente con todas aquellas personas que luchen por un veraneo y todo un año sin basura en Matalascañas y alrededores.

Ley europea sobre la Restauración de la Naturaleza

Toda una sacudida de mentes y corazones que coincide este mes de agosto con la entrada en vigor del Reglamento europeo sobre la Restauración de la Naturaleza cuyo objetivo es a escala de la UE que los Estados miembros pongan en marcha medidas para restaurar al menos el 20% de las zonas terrestres y el 20% de las zonas marítimas de aquí a 2030. Una normativa de obligado cumplimiento en toda la Unión pensada de forma paulatina para que en 2050 todos los ecosistemas queden restaurados.

Concretamente, se aplicarán diversos objetivos de restauración a los diferentes ecosistemas, entre los que se encuentran tanto turberas, bosques, tierras agrícolas, zonas marinas y masas de agua dulce como ciudades, donde la presencia de árboles y vegetación ayudará a purificar el aire y reducir las temperaturas. Representa un nuevo avance en el esfuerzo por revertir el deterioro de la naturaleza, por supuesto combatiendo la basura de zonas como Matalascañas, y lograr la neutralidad climática.

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