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Un grupo de activistas del Mar Menor, entre los que se incluyen representantes de Ecologistas en Acción Región Murciana, AMARME e Iniciativa ILP Mar Menor, ha recorrido el Parque Nacional de Doñana durante dos días visitando tanto las zonas en buen estado como las muy degradadas.
Durante el viaje han compartido problemáticas y amenazas comunes a estos dos espacios naturales únicos, como la contaminación difusa por nitratos procedentes de la agricultura hiperintensiva, la falta de control de la extracción de aguas subterráneas y la continua ampliación de regadíos ilegales. También se han tratado soluciones factibles, como la renaturalizacion de ciertas zonas como filtros verdes y una gobernanza y participación ciudadana reales y transparentes.
La expedición incluía una ruta interpretativa al interior del Parque Nacional, la mayor reserva ecológica de Europa, y sus espectaculares sistemas dunares y marismas, la «Doñana guapa»; y también recorridos por zonas agrarias donde abundan las extracciones ilegales de agua para regadíos, una de las principales agresiones que sufre el Parque.
La expedición de hermanamiento finalizó con una sesión de puertas abiertas y una charla y puesta en común de las problemáticas del Mar Menor y de Doñana, con participación de Ecologistas en Acción Sevilla, Huelva y Región Murciana.
Extracción de agua ilegal
El mal estado de Doñana se debe en gran parte a la masiva extracción de agua, tanto para regadío, como para abastecimiento urbano, como en Matalascañas. En la zona de influencia del Mar Menor, el Campo de Cartagena, la expansión incontrolada del regadío y las malas prácticas agrarias son también parte importante del mal estado de la laguna.
Todo ello está generando afecciones inasumibles para mantener la biodiversidad en ambos espacios protegidos. En el caso de Doñana, Ecologistas en Acción defiende que para revertir la situación es vital recuperar los aportes del Guadiamar como río de Doñana y la eliminación de las extracciones ilegales de la marisma.
Doñana es otra laguna que comparte, junto al Mar Menor, su mal estado por el incumplimiento de la legislación que las ampara (autonómica, estatal, europea e internacional), la desidia y permisividad de las administraciones con competencias en estos territorios y también, por un modelo de cadena alimentaria insostenible (ambiental y socialmente) para estos ecosistemas irremplazables, que además es opaco para la sociedad consumidora en su conjunto.