Granada se ha convertido en el epicentro de una operación policial sin precedentes. En una actuación conjunta, agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil han desarticulado una organización criminal dedicada al tráfico de armas de guerra. La operación, desarrollada en distintos puntos de la provincia como la capital granadina, Loja y Moraleda de Zafayona, se ha saldado con tres personas detenidas y once registros domiciliarios.

Entre los hallazgos más impactantes figura la primera galería de tiro clandestina descubierta en España, localizada en una vivienda de Granada. Esta instalación subterránea, construida manualmente hasta tres niveles bajo tierra y con herramientas rudimentarias, permitía realizar pruebas con armas de fuego sin alertar a los vecinos ni a las autoridades gracias a su profundidad y aislamiento. Durante el registro, los agentes hallaron balas incrustadas en las paredes de tierra, evidenciando un uso reciente y frecuente de las instalaciones.

Armas de guerra enterradas y listas para su uso

Las fuerzas de seguridad intervinieron un arsenal de armas de guerra compuesto por tres fusiles de asalto, un subfusil, seis armas cortas, una escopeta semiautomática, un chaleco antibalas, un kit de conversión de pistola a subfusil, pistolas simuladas, un cañón de pistola, una granada simulada, una carabina de aire comprimido, así como numerosos cargadores y abundante munición. También se incautaron más de 60.000 euros en metálico y se desmantelaron dos plantaciones indoor de marihuana.

La mayoría de las armas estaban ocultas y enterradas en una parcela del polígono de Almanjayar, en una construcción de tipo chabolista, donde se sospechaba que también se realizaban pruebas con armamento. La investigación condujo a la localización de los domicilios y puntos de ocultación de armas en distintos municipios de la provincia.

Armas vendidas a narcos y bandas rivales

Según las investigaciones, la red vendía estas armas a organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico, que las adquirían para su defensa o para enfrentarse a bandas rivales. El precio de una pistola oscilaba entre 6.000 y 7.000 euros, mientras que un fusil de asalto alcanzaba los 11.000 euros.

La venta se realizaba a través de aplicaciones de mensajería móvil seguras, donde se ofrecían armas, municiones, chalecos antibalas y otros equipos tácticos. Para garantizar la calidad del material, los vendedores grababan vídeos probando las armas e incluso ofrecían encuentros presenciales para comprobar su funcionamiento.

Medidas extremas de seguridad

Los miembros de la organización adoptaban medidas extremas para evitar ser detectados, lo que complicó notablemente las tareas de seguimiento por parte de los investigadores. La operación ha supuesto un golpe decisivo a una red armada que, por la peligrosidad de su actividad, representaba una grave amenaza para la seguridad ciudadana.

Con esta intervención, las autoridades han conseguido retirar de las calles un arsenal que podría haber sido utilizado en delitos de extrema gravedad, y desmantelar un entramado criminal con ramificaciones en toda la provincia de Granada.

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