Un estudio presentado por Fundación ONCE y Fundación AXA en el marco del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES) revela que el 22,6% de los andaluces se sienten solos, mientras que el 16,3% sufre soledad crónica, cifras superiores a la media nacional (20% y 13,5%, respectivamente). Estos datos forman parte del informe Barómetro de la Soledad no Deseada en Andalucía 2024, que compara la situación de esta comunidad con el resto del país.
Soledad crónica y desigualdad
El informe señala que la soledad crónica, que afecta a personas que se sienten solas desde hace más de dos años, es más duradera en Andalucía. Además, la sensación de aislamiento involuntario impacta especialmente a mujeres (27,6% frente al 17,4% de los hombres) y jóvenes de entre 18 y 34 años (30,2%), mientras que los mayores de 55 años muestran porcentajes más bajos (19%).
La desigualdad económica agrava este problema: un 32,5% de quienes tienen dificultades para llegar a fin de mes se sienten solos, frente al 24,4% de quienes no tienen problemas económicos. Asimismo, las personas con discapacidad en Andalucía presentan una prevalencia de soledad del 60,5%, diez puntos por encima de la media nacional.
El estudio también revela que el aislamiento es más común en localidades pequeñas (de 20.000 a 100.000 habitantes) y en hogares unipersonales. En contraste, la brecha de soledad entre personas de origen extranjero y nativo es menor en Andalucía que en el resto del país.
Un problema invisible
La mayoría de los andaluces (91,6%) perciben la soledad como un problema invisible, y el 87,9% cree que debe ser una prioridad para las administraciones públicas. Aunque la sociedad está cada vez más concienciada, queda mucho por hacer para combatir este fenómeno.
Este trabajo, basado en 2900 entrevistas en toda España, se presentó en Sevilla con la participación de representantes de Fundación ONCE, Fundación AXA y la Junta de Andalucía, entre otros. La investigación busca no solo cuantificar el problema, sino también analizar sus causas y fomentar políticas públicas que reduzcan el impacto de la soledad no deseada en la población.