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Ana Carmona Ruíz, Nita, conocida como Veleta, fue la primera mujer en jugar en un equipo masculino de fútbol español en los años 20. Ella quería ser futbolista a toda costa, y para ello, tuvo que hacerse pasar por hombre.
A lo largo de la historia siempre han existido mujeres valientes y radicales: disfrazándose de hombre para que sus obras o profesiones salieran adelante. Médicas, universitarias, exploradoras y con Nita, futbolistas. Ana consiguió jugar al fútbol pero disfrazándose de hombre; vendándose los pechos y recogiéndose el pelo.
Nació en 1908 en el barrio Capuchinos, Málaga. Como su padre era estibador en el Puerto de Málaga, ella creció viendo a los marineros ingleses jugar con el balón en las explanadas del puerto. Fue entonces cuando quedó prendada de este deporte, por aquel entonces, recién nacido.
En el campo de las Escuelas Salesianas, el padre Francisco Miguel Fernández y fundador del Sporting de Málaga, organizaba partidos. Nita, en edad juvenil, jugó algunos de ellos, gracias al sacerdote, quien era uno de sus principales valedores. Su otro gran apoyo fue su abuela Ana, que trabajaba cosiendo la ropa a los curas y a los alumnos. Nita acabo como enlace para llevar la ropa de los jugadores que lavaba su abuela, quién también convenció para que su nieta pudiera jugar en el Santa Misión (Estadio del Sporting) cuando el campo estuviera vacío.
A pesar de que se vestía como hombre y que su calidad en tres cuartos del campo era fascinante, corrió el rumor de que una chica estaba jugando al futbol. Empezó una persecución contra ella, ya que fue acusada de alterar el orden público. Sufrió castigos; le raparon el pelo, fue encarcelada y sufrió arresto domiciliario. Finalmente, la familia de Nita la trasladó a Vélez-Málaga.
Allí, tuvo un mejor recibimiento ya que jugó con el equipo local, Vélez CF, durante tres años. Algunos de sus ex compañeros del Sporting de Málaga, que ahora jugaban en el Vélez, la ayudaron a entrar en el equipo. Sin embargo, ya no necesitó infiltrarse, jugaba bajo el conocimiento de su equipo. Aunque aún necesitaba vestirse de hombre para poder jugar y que no la reconocieran. Pero siempre en partidos en los que no jugaran en casa para evitar ser reconocida.
Ahí es donde nació el apodo de la Veleta. La apodaron así porque ««cambiaba de forma: entraba como mujer al campo y salía al césped como futbolista», según el periodista Jesús Hurtado. Hasta mediados de los años 30 estuvo jugando, cuando la dejaban.
Con la llegada de la II República, también llegó la inclusión de las mujeres en diversos deportes. Ana Carmona fue pionera en trabajar por la libertad femenina en el deporte. Tristemente, murió muy joven, 32 años, víctima de la fiebre el piojo verde. Su legado terminó mucho antes de lo esperado. Según Hurtado, fue enterrada con la camiseta del Sporting de Málaga en el cementerio de San Rafael en presencia de muchos jugadores y compañeros que compartieron con ella partidos y alineaciones secretas.