Investigadores del Grupo de Geociencias Marinas del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) y la Universidad de Cádiz han publicado un nuevo trabajo en el que caracterizan la geomorfología y estructura interna de cinco volcanes de fango, que no habían sido identificados hasta la fecha, en el margen magrebí del golfo de Cádiz.
El artículo, publicado en la revista Marine and Petroleum Geology, confirma la importancia de la expulsión de fluidos en los fondos marinos del golfo de Cádiz, donde se han identificado ya más de 70 volcanes de fango, algunos con una actividad muy reciente.
A partir de datos batimétricos de muy alta resolución, los científicos han podido estudiar la morfología de estos nuevos volcanes de fango que han sido descubiertos entre los 300 y 1800 metros de profundidad, y cuentan con alturas sobre el fondo marino adyacente entre trece y 214 metros. Presentan diferentes morfologías cónicas, con bases circulares y ovaladas, cráteres en sus cimas, coladas de fango en sus flancos y profundas depresiones que rodean sus bases.
El más antiguo tiene más de dos millones de años
Además, los científicos han podido estudiar la arquitectura interna de estos edificios volcánicos gracias a datos sísmicos de alta resolución y penetración en el subsuelo. Estos volcanes muestran cuerpos enterrados a diferentes profundidades que representan sucesivas fases de extrusión, y que se generan de manera apilada alternándose periodos de inactividad y de actividad, siendo el más antiguo de hace unos 2.6 millones de años.
Por otra parte, gracias a los testigos de sedimento recogidos sobre estos edificios, los científicos pudieron confirmar la naturaleza extrusiva de estos volcanes y datar la última erupción en unos 600 años.
«El estudio morfosedimentario y estructural de estos nuevos relieves marinos nos ha permitido ampliar el conocimiento de los procesos geológicos de emisión de fluidos imperantes en el golfo de Cádiz y contribuir al conocimiento de la geodiversidad en esta zona del margen continental atlántico», explica Olga Sánchez-Guillamón, científica del IEO y primera autora del trabajo.