El Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla puntualiza que la obesidad infantil es uno de los mayores retos de salud en la actualidad. Tal es así que en la última publicación del Estudio Aladino 2023 sobre Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad se expone que el 36,1% de los menores entre tres y nueve años padecen exceso de peso, una mejora frente al 40,6% registrado en 2019. Si bien, los pediatras afirman que estos datos siguen siendo preocupantes y que debemos de continuar trabajando en la correcta educación de hábitos de vida saludable, sobre todo en los más pequeños.
Es por ello que el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, especialista en endocrinología infantil, Rafael Espino Aguilar, subraya que los niños obesos presentan mayor riesgo de ser adultos obesos, con peor pronóstico –mayor riesgo cardiovascular y diabetes tipo 2– y más rebeldes al tratamiento. En este sentido, el pediatra alega la relevancia que tiene inculcar hábitos saludables para así conseguir un estilo de vida activo, “limitar el ocio sedentario a un máximo de 1,5 horas al día y dormir entre ocho y diez horas resulta crucial, pero para ello no debemos olvidar que en todo este proceso educacional es fundamental la participación de la familia y el colegio.”
“No todas las obesidades son iguales” remarca el doctor Espino, quien especifica que “la más común”, con diferencia, es la obesidad exógena, descrita por él como aquella tipología en la que se consumen más calorías de las que se gastan, teniendo como principales componentes los malos hábitos y el sedentarismo. “La acumulación excesiva de grasa puede comenzar desde etapas tempranas de la vida y mostrar tendencia a persistir en la vida adulta”. Es aquí donde el doctor hace hincapié en la enorme importancia del control periódico de los niños, “detectar a tiempo el exceso de peso es crucial para instaurar todas las medidas a nuestro alcance y poder revertir el problema en sus etapas iniciales.”
De esta forma, el pediatra precisa que lo primero es concienciar a las familias de la importancia de una alimentación de lo más variada posible, evitando así los principales errores nutricionales que se detectan en las consultas pediátricas; “desayuno de bajo contenido calórico — a mejor desayuno, mejor rendimiento escolar–, elevado consumo de bebidas azucaradas –son de escaso valor nutricional y anulan el apetito– así como el exceso de bollería industrial, chucherías, frituras, charcutería, salsas y productos ultraprocesados en general.”
Al hilo, Espino expone que las familias deben de tener “mucho cuidado” con todo lo que se identifica como “comida de niños”, dado que, según el pediatra, esto productos suelen tener una enorme carga energética y pobre valor nutricional. Asimismo, el doctor insiste en una alimentación variada con verduras y fruta a diario, procurando tomar productos frescos y de proximidad. “Evitar los excesos y no tomar lo innecesario es el hábito esencial para prevenir la obesidad. Las dietas restrictivas, estrictas y desequilibradas no deben emplearse en la infancia”, apostilla.
Tras la alimentación, el ejercicio es el segundo eje prioritario de actuación sobre el estilo de vida, puntualiza Espino, al tiempo que detalla que “se aconsejan sesenta minutos al día de actividad física, debiendo de instaurarse de manera progresiva, individualizada y divertida, puesto que, en combinación con una restricción calórica, el ejercicio favorece la pérdida de peso y su mantenimiento.”
Por último, el jefe del Servicio de Pediatría de Quirónsalud Infanta Luisa recuerda los objetivos fundamentales para el manejo del niño con obesidad: favorecer la pérdida de peso, impartir educación dietética y combatir el sedentarismo estimulando la práctica regular de actividad física.
“El éxito de la lucha contra el exceso de peso está en nuestra voluntad de combatir un enemigo que poco a poco dañará nuestra salud y nos vencerá si no nos enfrentamos a él con firmeza y compromiso. El triunfo comienza por plantar batalla a nuestro peor enemigo, los malos hábitos”, sentencia Rafael Espino Aguilar.