Soplan aires de cambio en el inicio del proceso autonómico de Andalucía. Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía es el eslogan de moda en todas las movilizaciones. Por entonces la compleja coyuntura económica empujaba a la emigración a miles de andaluces, que desde hacía lustros partían a raudales hacia Suiza, Francia o Cataluña, en busca de una oportunidad de desarrollar un proyecto de vida que es su tierra no podían tener.
Es un contexto que alienta una cascada de protestas y movilizaciones, el dictador Francisco Franco ha muerto y son años de reformas políticas económicas y sociales. Y ahí, la verdiblanca va ganando protagonismo como símbolo de libertad y justicia social. La autonomía era vista, en aquel momento, como una solución a la situación de subdesarrollo y falta de oportunidades. Los colores de su enseña iban de la mano de libertad y esperanza de una vida mejor.
El 5 de abril de 1970 un joven abogado sevillano, Alejandro Rojas-Marcos, pide un Estatuto de Autonomía para Andalucía. Era la primera vez que consta que, de forma pública, se solicitaba después del asesinato de Blas Infante. Aquella petición tuvo lugar ante los asistentes al Casino Cultural de Estepa que aquella mañana habían acudido a escuchar al político sevillano para hablar «Algo sobre política» como se titulaba la charla.
Por entonces, Rojas-Marcos era líder de Compromiso Político de Andalucía, una organización política que usando el paraguas de una empresa, venía actuando en la clandestinidad desde 1965, y que más adelante acabaría transformada en Alianza Socialista de Andalucía, la semilla del Partido Socialista de Andalucía, el PSA, luego Partido Andalucista.
Es por esos días cuando se recupera la memoria de un desconocido Blas Infante tras décadas de represión de la dictadura franquista. Los símbolos andaluces habían estado ocultos hasta entonces, y es gracias al médico José María Osuna, que ven la luz tras un almuerzo con Antonio Burgos y Rojas-Marcos en Sevilla. Osuna, había conocido a Infante y explica a los andalucistas el trabajo del notario de Coria del Río.
El 7 de mayo de 1976, Rojas-Marcos, acompañado de Luis Uruñuela y Miguel Ángel Arredonda presentarían en Sevilla una primera propuesta de Estatuto para Andalucía.
El 4D visibilizó la autonomía
En junio de 1977 se celebran en España las elecciones generales constituyentes, encargadas de llevar a cabo la transición a un modelo democrático tras 40 años de dictadura franquista.
Meses después, el 4 de diciembre, es la fecha que visibiliza ante todos el arranque del proceso autonómico de Andalucía. Dos millones de andaluces se manifiestan por la autonomía en las capitales y principales ciudades de Andalucía. Y también multitudinaria fue la marcha en Barcelona, llena de emigrantes andaluces. Aquellas marchas pacíficas, acabaron teñidas de sangre y disparos en Málaga. Allí fue asesinado Manuel José García Caparrós, un joven afiliado a CCOO.
El Palacio de la Diputación de Málaga, ubicado en pleno recorrido de la marcha, no había colocado la bandera andaluza. Un joven decidió escalar la fachada para subir al balcón y colocarla. Fue al llegar al final de su escalada cuando agentes, que estaban en el interior del edificio, lo arrestaron. Tras ese momento, varios coches de la Policía hicieron acto de presencia para dispersar la concentración y comenzaron a disparar botes de humo y pelotas de goma a los manifestantes; después comenzaron a utilizar sus pistolas reglamentarias con munición real. El resultado: dos heridos de bala (una joven y un chico de 15 años) y la muerte de Manuel José García Caparrós. Los responsables de su muerte aún hoy siguen sin conocerse oficialmente, pese a las insistentes peticiones de la familia.
Solo unas semanas después, ya en enero de 1978, la Asamblea de Parlamentarios Andaluces -conformada por los diputados y senadores elegidos en las provincias andaluzas- aprueba el proyecto de decreto por el que se regula el régimen preautonómico. En abril, la presión ejercida sobre el primer Gobierno democrático de la Transición, presidido por Adolfo Suárez, extienda mediante decreto-ley, los entes preautonómicos. Solo un mes después, se constituye, en el salón Regio de la Diputación de Cádiz, la Junta Preautonómica de Andalucía poniéndose al frente de la misma un senador andaluz del PSOE: el juez Plácido Fernández Viagas.
Fue asesinado Manuel José García Caparrós, un joven afiliado a CCOO. Los responsables de su muerte aún hoy siguen sin conocerse oficialmente, pese a las insistentes peticiones de la familia
En 1978 volvían a repetirse las marchas el 4 de diciembre en toda Andalucía, y marca otro hito del calendario del proceso autonómico de Andalucía. El protagonismo pasa a ser de Antequera, la ciudad malagueña que acoge la firma de un pacto impulsado por Fernández Viagas, donde se aúna la voluntad de once organizaciones políticas para trabajar en pro de la autonomía «más rápida y más eficaz» para Andalucía. Una vez aprobada la Constitución, solo dos días después, la maquinaria electoral se ponía en marcha.
Las elecciones generales -ya constitucionales- se celebrarán en marzo, y las municipales del mes de abril permitirían llevar la democracia a los municipios y las diputaciones que, hasta entonces, estaban controladas por el régimen anterior. Así, en junio de 1979 se constituye la Junta de Andalucía aprovechando los resultados de las elecciones generales de marzo que, en Andalucía, había ganado el PSOE en votos, y la UCD en escaños. Comunistas y andalucistas obtuvieron también representación. La presidencia de la nueva Junta de Andalucía estaría, por tanto, en manos socialistas. En concreto, en las del diputado sevillano en el Congreso, Rafael Escuredo.
Proceso autonómico de Andalucía: Autonomía por el 151
El primer acuerdo del nuevo gobierno andaluz se toma unos días después en Granada. El Pleno de la Junta Preautonómica acuerda por unanimidad iniciar la tramitación del proceso autonómico por la vía del artículo 151 de la Constitución. En agosto se terminaría en Carmona el primer borrador de Estatuto.
Ya en diciembre, tendría lugar un nuevo «Día de Andalucía», que es como se llamaba en aquel momento al 4 de diciembre. Más de medio millón de andaluces se manifiestan en las calles por tercer año consecutivo pidiendo la Autonomía. Aquel año, en lugar del 4 fue el día 2, para que cayese en sábado y la gente pudiese participar.
Días después, el 28 de diciembre, el Congreso aprueba la Ley Orgánica de Modalidades de Referéndum, lo que permitía celebrar el referéndum andaluz del 28-F. La Ley, que desarrolla el artículo 151 de la Constitución, recoge que «celebrado el referéndum, si no llegase a obtenerse la ratificación por el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los electores de cada provincia, no podrá reiterarse la iniciativa hasta transcurridos cinco años».
Aquella norma preparaba la inocentada y hacía muy complicado el acceso de Andalucía por el 151. Se mantenía la exigencia de obtener la mayoría absoluta del censo en cada provincia para que la iniciativa prosperase, de tal modo que los votos en blanco y las abstenciones se sumaban, técnicamente, al saco del no.
Dimisión de Clavero y 28F
Pasan los días, y la UCD opta por el artículo 143: la descentralización administrativa en lugar de la autonomía política. El cambio de guion acaba abriendo en canal al partido del gobierno con la dimisión de Manuel Clavero Arévalo, ministro de Cultura sevillano, ante su discrepancia por el camino optado por los ucedistas.
Días después, la convocatoria del referéndum para el 28 de febrero se publica en el BOE. Serían 15 días de campaña y una pregunta endiablada que no hablaba de Andalucía ni de autonomía, las dos palabras claves del proceso: «¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa, prevista en el artículo 151 de la Constitución, a efectos de su tramitación por el procedimiento en dicho artículo?».
El 28 de febrero de 1980, la primera vez que los andaluces votan en exclusiva sobre su futuro se marca en el calendario del proceso autonómico de Andalucía. Cerca de dos millones y medio de andaluces votan a favor de la ratificación de la iniciativa, pese a lo incomprensible de la pregunta. El resultado oficial del recuento señala que el sí prospera en siete provincias. En Almería no se alcanza la mitad del censo, aunque el sí gana al no de manera abrumadora.
¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa, prevista en el artículo 151 de la Constitución, a efectos de su tramitación por el procedimiento en dicho artículo?
El entuerto, que se podía apreciar desde la aprobación de las condiciones del referéndum, estaba servido. La victoria moral de los andaluces había quedado patente. Así lo reflejaron en sus postulados públicos, por ejemplo, el socialista José Rodríguez de la Borbolla diciendo que Andalucía «había conseguido una victoria política, pero no jurídica». La legal no se había logrado. Eso sí, el censo que había sustentado la consulta estaba plagado de irregularidades. El propio Escuredo no pudo votar en Sevilla y dijo una frase célebre que pasó a la historia: «En este referéndum han votado cómodamente los muertos mientras los vivos hemos tenido serias dificultades para hacerlo». De hecho, su hija de siete años constaba como votante. Él tuvo que pelear su derecho a voto.
El desbloqueo de la autonomía
Aquel desaguisado había que encauzarlo por una vía legal. Y todo en medio de una tensión política entre la UCD, en el gobierno, y el PSOE, en la oposición y con un joven Felipe González que, en mayo, presenta una moción de censura a Adolfo Suárez, en sus aspiraciones de llegar a La Moncloa. Allí, defiende el artículo 151 para la Autonomía y aboga por una reforma de la Ley de Referéndum para desbloquear el conflicto. Sin embargo, la moción de censura no prospera.
Tras el verano, la remodelación del gobierno ucedista hace a Suárez plantear una moción de confianza a la Cámara. Es, en este momento, cuando la debilidad del gobierno le lleva a ceder a las condiciones de Alejandro Rojas-Marcos y los diputados del PSA: Suárez podrá contar con sus votos, siempre que su gobierno desbloquee la autonomía plena para Andalucía. La solución partiría de los «motivos de interés nacional», mencionados en el artículo 144 de la Constitución. Suárez ganaba estabilidad y Rojas-Marcos desbloquearía el proceso andaluz logrando que la UCD renunciase a la vía del 143. Sin embargo, PSOE y PCE rechazan el camino.
El día siguiente la prensa señalaba el éxito político de los andalucistas. ABC y El Correo de Andalucía hablaban de «Autonomía plena» para Andalucía. El País explicaba que «la autonomía andaluza se negociará de modo similar a la vasca y la catalana». Diario 16 publicaba: «Rojas-Marcos recuperó el 28 de febrero».
En poco tiempo, la maquinaria de propaganda de la izquierda liquidó la imagen política de Rojas-Marcos, tras el acuerdo para desbloquear la autonomía del PSA con la UCD
Aquello le costaría a Rojas-Marcos y los andalucistas una campaña de desprestigio impulsada por los socialistas, quienes venían disputando el discurso andalucista al PSA con Escuredo al frente de la Junta. Acusan al líder andalucista de «traicionar a Andalucía». Aquel movimiento sería en buena medida, el responsable del batacazo electoral de los andalucistas en las primeras elecciones andaluzas y en las posteriores de 1982 y 1983. El propio Escuredo reconoce en su libro Valió la pena. La lucha de Andalucía por su autonomía que «en poco tiempo, la maquinaria de propaganda de la izquierda liquidó la imagen política» de Rojas-Marcos.
En octubre, se produce el que es, probablemente, el hito menos conocido del proceso autonómico de Andalucía. La UCD y el PSOE acuerdan la aceptación del artículo 151 como camino autonómico. Ese mismo mes, dos proposiciones de ley dan solución al problema: La primera para modificar la Ley de Modalidades de Referéndum. La segunda, para sustituir en Almería la iniciativa autonómica, así como la petición de los parlamentarios almerienses solicitando tal cambio.
Finalmente, se daba luz verde a la modificación «por motivos de interés nacional» del Título VIII de la Constitución. Se evitaba así mencionar expresamente el artículo 144 acordado semanas atrás por los andalucistas y el gobierno de Suárez para llegar al 151. Aquellos dígitos eran el centro de las críticas por parte de los socialistas, así que el texto de la proposición del 23 de octubre de 1980 habla de dicho título de la carta magna, pero nunca del artículo 144 rechazado por comunistas y, especialmente, socialistas. Sin embargo, el 144 es el único artículo de la Constitución que habla de «motivos de interés nacional».
Estatuto rumbo al sí
Tras el desbloqueo, otro 4 de diciembre, el de 1980, marca la constitución oficial de la comisión redactora del anteproyecto de Estatuto de Autonomía de Andalucía, en Carmona. Pocas semanas después, Adolfo Suárez presentaba su dimisión como presidente ante la falta de apoyos y, el 12 de febrero de 1981, se concluían los trabajos del anteproyecto.
Sin embargo, otro parón afectaría al proceso autonómico andaluz. El 23 de febrero se producía el intento de golpe de estado, con el asalto al Congreso de Tejero. Pero solo una semana después la Asamblea de Parlamentario Andaluces, reunida en Córdoba, daba su aprobación al anteproyecto de Estatuto de Autonomía para Andalucía, camino ya a las Cortes.
El 20 de octubre de 1981, el referéndum de aprobación del estatuto se salda con mucha menos participación que el anterior, aunque con un 90% de síes en las urnas. El camino ya estaba hecho y lo más difícil se había superado. El 11 de enero de 1982 el Estatuto de Autonomía de Andalucía se publicaba en el BOE tras la ratificación de las Cortes Generales y la sanción del rey.
Andalucía lograba su Estatuto. No era igual pero sí asimilable al vasco, catalán y gallego. Y, sin pretenderlo, había puesto la primera piedra para cambiar la configuración del Estado al completo. Andalucía había apostado por el camino más difícil para conseguir su autonomía. Y la había conseguido. Llegada el final del proceso autonómico de Andalucía. Pero empezaba el camino.