Los restos mortales del militar Queipo de Llano descansan con todos los honores en la Basílica de La Macarena para desazón de muchos sevillanos y andaluces en general. Ante su inminente salida del templo, es necesario recordar quién fue Queipo de Llano y preguntarse por qué merece ser desterrado de la basílica sevillana según la Ley de Memoria Democrática.
En pocas palabras, Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, primer marqués de Queipo de Llano gracias al titulo otorgado por Francisco Franco fue el militar al frente del ejército sublevado durante la Guerra Civil responsable en Andalucía y que tomó, entre otros lugares, las ciudades de Sevilla y Málaga. Por el camino, cometió numerosos crímenes de guerra y ejecutó a miles de personas bajo fusilamientos sin juicio o a sangre fría.
Toma de Sevilla y ejecución de Blas Infante
En julio de 1936, el ejército sublevado comienza con la operación de tomar Sevilla «la Roja», ciudad con un amplio movimiento obrero que se apresuró como pudo a montar defensas en barrios como Triana, La Macarena o San Marcos. Mediante el bombardeo de artillería, Queipo de Llano logra la rendición del gobernador civil y la toma del Edificio Telefónica, situado en la Plaza Nueva el 18 de julio.
En los días siguientes, las tropas franquistas consolidaron la conquista de Sevilla mediante el Tercio y los Regulares llegados de Cádiz, donde se produce el empleo indiscriminado de la artillería y del salvaje terror africanista en los barrios que resistían. Esto significa que para reducir los costes de la rebelión ante posibles represalias y como respuesta a la resistencia, los golpistas acordaron emplear en territorio español las mismas medidas represivas y de escarmiento de Marruecos, combinando detenciones, violaciones, fusilamientos, castraciones y otras salvajadas. Los crímenes se cometían sin ningún tipo de juicio o defensa, generalmente junto a los cementerios o en las cunetas de las carreteras, siendo la muralla de la Macarena uno de los lugares predilectos para los pelotones de fusilamiento.
En este contexto se produce el arresto de Blas Infante, que fue fusilado sin juicio ni sentencia junto a otros detenidos la madrugada del 11 de agosto, en el kilómetro 4 de la carretera de Sevilla a Carmona. Se estima que su cuerpo se halla entre los más de 1100 cuerpos de la fosa común de Pico Reja, la más grande de España, en el cementerio de San Fernando de Sevilla.
La Desbandá
Queipo de Llano estaba al frente del ejército sublevado que atacó la provincia de Málaga en Enero de 1937. Tomó primero Marbella por el oeste y Alhama desde Granada, lo que hizo que muchas personas huyeran hacia Málaga Capital. Cuando las tropas franquistas y los camisas negras italianos comenzaron a hostigar la ciudad, muchos milicianos y civiles huyeron por la carretera de Almería, que no estaba cortada aunque sí a tiro de la artillería aérea y naval. En esta huida desesperada, las fuerzas sublevadas comenzaron a bombardear a miles de personas, que se encontraban muy expuestas en la carretera.
A esta masacre se le conoce como La Desbandá. Se estima que entre 3000 y 5000 personas, la mayoría civiles, murieron asesinados a sangre fría en lo que el médico canadiense Norman Bethune, testigo de la matanza, describió como «doscientos kilómetros de miseria».
En una de sus famosas locuciones el 9 de febrero de 1937, el Queipo de Llano dijo al respecto de esta masacre: «Una parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más a prisa, enviamos a nuestra aviación, que les bombardeó».
Ejecución de Lorca
El hispanista Ian Gibson acusó en su biografía sobre Federico García Lorca a Queipo de Llano de haber ordenado el fusilamiento del poeta andaluz en la biografía que escribió sobre el poeta y dramaturgo granadino. Según recoge, en conversación telefónica Queipo de Llano habría dicho la frase clave «dadle café, mucho café». Sin embargo, no existe constancia documental de esta conversación y solo se conserva el testimonio del telefonista de la capitanía de Sevilla, relatado posteriormente a sus parientes. La frase clave escondería el acrónimo «Camaradas Arriba Falange Española», grito usado tras los fusilamientos llevados a cabo por los milicianos de la Falange Española.
Federico García Lorca fue fusilado de madrugada el 18 de agosto de 1936 en el camino que va de Víznar a Alfacar. Su cuerpo no se ha recuperado desde entonces y permanece enterrado en una fosa común anónima.