Es imposible no estar triste después de los resultados de las elecciones del domingo pasado. La que se presentaba como una noche frenética, acabó con ánimos de globo pinchado: en Andalucía, siete de sus ocho capitales de provincia estarán ahora bajo el gobierno del PP. Jaén resiste, escribía hace varios días una amiga por un grupo de wasap común. ¿De verdad resiste?
Más al sur de nuestra tierra, también Canarias resistía. O intentó hacerlo. El Archipiélago era hasta hace muy poco una fortaleza en la que las flechas de la ultraderecha no habían conseguido penetrar. Y esta vez lo han hecho con fuerza: ahora Vox presume de ser el partido que más crece en las Islas. La formación de ultraderecha entra en las instituciones, condiciona pactos en los ayuntamientos. Y no solo en Canarias, sino en toda España.
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