Bailan las cifras de trabajadores que habrían muerto preparando la celebración del Mundial de Qatar, se suceden las declaraciones de intenciones de influencers, políticos y gente normal y corriente en la terraza del bar… las opiniones de quienes deciden que harán boicot al Mundial y las de quienes deciden que seguirán cada partido. Llevamos arrastrando la polémica de la Copa Mundial de la FIFA 2022 meses (y quizás más, porque la decisión de organizar en el golfo Pérsico se tomó hace doce años).

Pero aquí seguimos, nadie quiere quedarse sin demostrar su posición. El pasado mayo, los reyes de España recibieron con honores al emir de Qatar en el Palacio Real, pero ahora, hace apenas unos días, la Eurocámara pedía al país árabe que investigara la muerte de los trabajadores y acusó a la FIFA de “dañar gravemente” al fútbol. Habían anunciado escasos días antes que se reunirían para “analizar la situación de derechos humanos”, pero ¿qué novedad pensaban que iba a descubrir ese análisis?

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