La ultraderecha española quiere cambiar el nombre a Canal Sur. Propone que la nueva denominación sea Andalucía Televisión. Esta es una de las condiciones que exige Vox para apoyar los presupuestos de la Junta de Andalucía que negocia con PP y Cs.
Sorprende que un partido que encarna los valores del nuevo nacionalcatolicismo proponga esta utopía andalucista. Sin embargo, este gesto distópico para la ultraderecha es un trampantojo político que ahonda en el desprecio de Vox hacia esta tierra. Llamar a un medio de comunicación «Andalucía» es solo una cuestión estética y no representa ningún cambio en el modelo editorial en el canal público andaluz.
Con este hipotético, y poco probable, cambio de nombre, Vox lanza un mensaje engañoso y que encierra una única realidad: la liquidación de la identidad andaluza. Los parlamentarios de Vox en las Cinco Llagas lo que pretenden, y así lo demuestran en sus intervenciones, es aniquilar la autonomía política de Andalucía, ganada a pulso por el pueblo en las reivindicaciones del 4 de diciembre de 1977 y en el referéndum del 28 de febrero de 1980.
Canal Sur, para Vox, es una herramienta más de su destructivo proyecto político. Para la ultraderecha, Canal Sur (o Andalucía Televisión) no es más que un medio de propaganda para difundir su doctrina y no un elemento vertebrador de la autonomía y la identidad andaluza. Precisamente con este objetivo nació y comenzó a emitir el 28 de febrero de 1989, pero marcado por un complejo de inferioridad territorial, subordinado a los dictados de Madrid, que históricamente ha impuesto la agenda política, económica y social en Andalucía.
Canal Sur se gestó y se parió con la mirada clavada en la Meseta Central y no en el corazón de Andalucía. Canal Sur se alumbró como el canal del sur de España y no como la televisión del centro de Andalucía para que atendiese a los problemas y las inquietudes de los andaluces. Aun así, no se puede negar el intento -poco exitoso- por ser una televisión andaluza. Quiso ser «la nuestra», pero sigue siendo «la de ellos».
Este intento de cambio de nombre no es nuevo. Aunque por intereses bien distintos a los de la ultraderecha. Así lo recordaba en Twitter el profesor y activista andalucista Antonio Manuel Rodríguez: «Verás cuando la derecha franquista se dé cuenta que Andalucía TV es un nombre andalucista, frente al de Canal Sur (de España)». La periodista de El País Andalucía Lourdes Lucio añadió: «Lo propuso el PA cuando gobernó con el PSOE». Y es que, efectivamente, dos formaciones con ideologías antagónicas han propuesto lo mismo, aunque con intereses diferenciados.
La quimera andalucista por tener un canal público andaluz difiere con el cambio de marca propuesto por la delegación de Abascal en Andalucía. El sueño de un medio que abrace sin cortapisas el concepto «andaluz», no es el que persigue Vox, que propone una mutación alejada del sentido vertebrador y constructivo.
Si Vox desea una televisión andaluza, de verdad, podría añadir a su propuesta de cambio de nombre la destitución inmediata de su director, el periodista madrileño Álvaro Zancajo. Un profesional que llega a Andalucía avalado por las tres derechas, imponiendo la censura y la manipulación en la redacción. Así lo han denunciado sindicatos y profesionales del medio. También se debería garantizar la pluralidad y la libertad de la redacción, teniendo en el horizonte un modelo más parecido a la BBC británica que al de Telemadrid.
La «andalucización» de Canal Sur debería empezar por un cambio de modelo y no de nombre, evitando que la marca y el producto transmitan mensajes contrapuestos. Desgraciadamente, en casi 30 años de gestión socialista, el ente público no ha caminado en esta dirección. Ahora, con las derechas en el poder, cuesta creer que Andalucía vaya a tener una televisión pública de calidad, independiente y plural al servicio de los andaluces.
Afortunadamente, y ante el enorme vacío que deja Canal Sur, surgen propuestas independientes, gestionadas por periodistas, para dar cobertura a la demanda de este pueblo. Brota un periodismo EnAndaluz, un periodismo con acento que arroja esperanza y luz ante el retroceso al que está expuesto la autonomía andaluza.