Se cumplen 30 años de la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Un evento que junto a las Olimpiadas de Barcelona pusieron en el ánimo de los españoles y especialmente de los andaluces una sensación de avance. De cambio generacional. De pasar de ser las cenicientas de Europa a autenticas princesas modernas y orgullosas.
Y es que la Expo supuso una gran cantidad de inversión en Sevilla y en Andalucía. Cambió para siempre la fisonomía de la capital andaluza y pondría a nuestra tierra en el punto de mira de todo el mundo enseñando las bondades de nuestra tierra. Pero supuso también muchos cambios de aspecto negativo que quizás pasaron silenciados en el momento y quizás también no nos hemos parado a pensar mucho.
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