Julio Muñoz Gijón (Sevilla, 1981) no necesita presentación. Sus exitosas novelas hablando sobre la idiosincrasia de Sevilla le preceden. Este joven periodista derrocha elocuencia, tanta como su alter ego de twitter, @Rancio. Sin pelos en la lengua ama su profesión por encima de todo y hemos tenido la suerte de contar con su testimonio en La Prensa en Andaluz, para hablar de periodismo, de Andalucía, de las nuevas tecnologías y, cómo no, de palodús y regañás.

LPEA- Periodistas como Juan José Téllez, Guillermo Polo y Aurora Labio reflexionan en el reportaje audiovisual de La Prensa en Andaluz sobre la existencia (o no) de una prensa 100% andaluza. ¿Cree que es necesario que haya medios que cuenten la realidad desde el punto de vista andaluz? ¿Por qué?

J.M- Ojalá, pero es verdad que no hay una identidad de andaluz. Cuando viajamos y nos preguntan de donde somos, un andaluz suele responder «De Málaga», «Soy sevillano» o «De Granada», pero creo que son pocos los que dicen «Andaluz». Creo que nos consideramos demasiado diferentes entre nosotros, y esa falta de identidad, hace que no haya un medio andaluz al margen de Canal Sur, que hace una gran labor de intentar corregir esto aunque en Málaga digan que es un medio sevillano, en Sevilla que es un medio malagueño, en Cádiz que se habla solo del interior y en el interior que nada más que habla de playas…

LPEA- A veces parece que en nuestra comunidad autónoma no hay nada más allá de Canal Sur. ¿Cree que la población andaluza está (bien) representada en los medios de comunicación actuales?

Al no haber una audiencia regional, sino ocho provinciales, creo que sí. Los periódicos en Andalucía siguen fijando la agenda. Lo que sale en Diario de Cádiz, en Sur, en ABC de Sevilla… queda. Y a eso súmale un montón de medios más. Además, con Internet y las redes sociales, puedes encontrar fuentes de información sobre tus intereses por muy concretos que sean. ¿Te gusta coleccionar bombillas? ¡Seguro que encuentras un blog!

LPEA- Por su trabajo ha viajado mucho y actualmente reside en Madrid, lo que le da una visión más abierta sobre Andalucía. ¿Qué opina sobre el tratamiento de temas que afectan a nuestra comunidad en los medios nacionales?

Bueno, si internamente tenemos el problema de que lo que le pasa a un malagueño no le interesa a un almeriense o lo que ocurre en Sevilla no le interesa a un granadino, imagínate lo que opinará un paisano de Mondoñedo de lo que pasa en nuestra tierra.

Al final, el periodismo son relatos, historias, la clave para mí es encontrar hechos que pasen en nuestra tierra pero con las que se pueda identificar cualquiera en cualquier parte. Como en la peli de La Isla Mínima, que se cuenta una historia anclada en una zona muy concreta de Sevilla pero que es una historia de género que entiende cualquiera en cualquier parte. Quizá, periodísticamente, nos hemos dejado llevar por el hiperlocalismo, y eso hace que nuestra actualidad no trascienda. Pepe Barahona y Fernando Ruso en El Español lo bordan, contando historias que pasan en nuestra tierra pero que tocan a cualquiera.

El último gran relato exportado de nuestra tierra a nacional ha sido Susana Díaz y, salvo locos, yo no he notado que le haya penalizado el origen andaluz con todo lo complejo que ha sido el tema. Mi percepción es que ser andaluz está muy valorado, la imagen nuestra fuera ha cambiado mucho en poco tiempo, hemos abandonado el tópico de flojos y ahora disfrutamos de una imagen de gente creativa y curranta que nos hemos ganado.

LPEA- Desde el punto de vista empresarial, profesional, calidad de los contenidos, situación laboral del profesional… ¿Considera que el periodismo en Andalucía en los últimos años ha evolucionado o involucionado?

Yo creo que ha progresado muchísimo, se hacen cosas buenas no, buenísimas y cada vez más, cada vez que oigo que un compañero se queda sin trabajo, lo llaman corriendo de medios nacionales. Nos tienen muy fichados a los andaluces porque hacemos las cosas bien.

«Ser andaluz está muy valorado, nuestra imagen ha cambiado mucho»

LPEA- En los talleres de La Prensa en Andaluz analizamos la evolución de la prensa andaluza en democracia hasta llegar a la actualidad, y recordamos momentos históricos como la manifestación del 4-D de 1977. A usted casi le cae un campanario encima informando en directo. ¿Sobre qué momento de la historia andaluza le hubiera gustado informar?

A mí toda la época del rock andaluz me alucina, y todas las cosas que había por debajo de aquello. Silvio, las relaciones que salían con la cultura americana en la Base de Rota, el momento de estrenar libertades… debió ser apasionante, pero me encanta también el presente, soy nostálgico con moderación.

LPEA- Aunque ya ha cosechado éxitos suponemos que existe alguna figura del periodismo a la que admira. ¿Qué periodistas son sus referentes o ídolos?

Pues mira, soy poco de ídolos, me gusta hablar de gente que está en el barro ahora, actualmente me gusta mucho lo que hace Pepe Barahona y Fernando Ruso para El Español; es muy amigo mío pero Luis Márquez es el mejor o de los mejores reporteros que hay en Andalucía. Hay poca gente que escriba mejor que Antonio Agredano, de El Mundo, en gráficos, Miguel Morenatti; Juanlu Sánchez es subdirector del medio más innovador de España con muchos cuerpos de diferencia y es de Valencina de la Concepción… Podríamos hacer un superdream team.

LPEA- Gutiérrez de Alba, un periodista y escritor andaluz del s.XIX dijo una vez: “Tuve desde niño grande amor a las letras, lo cual equivale entre nosotros a tener vocación de pobre”. ¿Se puede vivir actualmente solo del periodismo?

Sí, pero igual hay que cambiar el concepto de pobreza. A mí el periodismo me ha permitido estar en sitios, conversaciones o compañías que no podría haber tenido tuviera el dinero que tuviera. Muchos compañeros dicen que si su hijo quisiera ser periodista le persuadirían. Yo preferiría que mi hijo fuera periodista a futbolista, por ejemplo.

LPEA- Por desgracia durante los últimos días hemos asistido a un debate en las redes entre el derecho a informar y el derecho a la intimidad de las víctimas del atentado de Barcelona. ¿Cúal es su opinión al respecto?

Yo lo tengo clarísimo. En un caso como el de Barcelona, no se deben mostrar a las víctimas de manera explicita. No tanto por respeto a las víctimas, que también, sino por no ayudar al objetivo de los terroristas. Me explico.

Cuando un grupo terrorista provoca algo como lo de Barcelona, su objetivo real no es matar a 16 personas, es atemorizar a un país entero. Que alguien deje de ir un día al centro de la ciudad «por si acaso», que vayamos en un autobús o en el metro asustados… Publicar imágenes explícitas de las víctimas ayuda a los terrorista a extender el miedo. Solo hay que pensar que ISIS funciona como una agencia de comunicación que distribuye para nuestro uso libre y gratuito, imágenes de decapitaciones, ahogamientos y crueldad sin fin. ¿Les vamos a hacer el trabajo?

Es diferente en casos como la tragedia humanitaria de los refugiados. Ahí, enseñar el cuerpo del pequeño Aylan es concienciar de un problema horrible, del que necesitábamos concienciar. Por eso creo que hay que publicar la foto del niño de la playa, y no la del de las Ramblas, y no tiene nada que ver que uno sea refugiado y otro europeo, claro.

«No me gusta el periodismo ciudadano, porque publicar una foto o un vídeo no es periodismo. Para ser médico hay que estudiar, para ser arquitecto también»

LPEA- Ya que nos referimos al atentado de Barcelona, la inmediatez de las redes sociales impone un rito casi incompatible con la veracidad y el contraste de las noticias. ¿El periodismo ciudadano ha llegado para quedarse?

Soy bastante polémico con esto. No me gusta el periodismo ciudadano, porque publicar una foto o un vídeo no es periodismo. Para ser médico hay que estudiar, para ser arquitecto también. Yo me puedo hacer una casa, pero si no tengo ni idea de fatiga de materiales y contrapesos igual se me cae. Una foto o un vídeo no es verdad, representa otras cosas y hay que publicar las cosas según unas normas.

La mayoría de las veces, se tiene una buena intención, pero hay veces que se hace mucho daño. Soy partidario de dar nociones básicas de periodismo a todos los ciudadanos, porque con las redes sociales, ya todos son un poco periodistas. Luego vienen la posverdad, los RTs o los compartidos y todo lo que eso supone. La gente de MalditaHermeroteca y MalditoBulo están haciendo un gran trabajo.

LPEA- La venta de periódicos en papel en mínimos, diarios digitales que no consiguen salir a flote y los lectores que solo se quedan en la lectura del tweet «y su posterior RT o like» o el titular casi sin importar el contenido de la noticia. Ante este panorama, ¿cómo ve el futuro del periodismo?

Toca adaptarse, como lo ha hecho la música. No podemos seguir pensando que la gente es tonta porque no toma la información como nosotros estábamos acostumbrados a darla. Tendremos que adaptarnos y volvernos a adaptar y perderle el miedo a formatos más amigables, más interactivos, más entretenidos, y dejar de pensar que eso no es información.

LPEA- Hablemos un poco de su alter ego. Toda Sevilla ha colaborado en la construcción de Rancio Sevillano pero, ¿cómo surgió la idea inicial? ¿Fue muy rápida la creación de la comunidad de seguidores?

Desde luego, mucho más de lo que me imaginaba. La idea al principio fue casi dejarla privada solo para desahogarme de lo que echaba de menos mi tierra, pero luego me pareció divertido usar Twitter, que por entonces era como muy tecnológico y modernito, para hablar de ensaladillas y espinacas con garbanzos. Empecé a ver que todo crecía rapidísimo y no me lo creía, fue un sorpresón.

LPEA- La cuenta de Twitter derrocha ingenio, ¿sería capaz de seleccionar el mejor tweet de Rancio hasta la fecha?

Uf, no sé qué decirte, desde luego, el que más interacción tuvo creo que fue el de «Si te apellidas Cruz, tu misión en la vida es casarte con una mujer que se apellide Campo y que vuestros hijos sean LOS ELEGIDOS». ¡Hubo hasta gente que trabaja en censos que me mandaban fotos de que había gente con esos apellidos!

LPEA- Actualmente trabaja como periodista deportivo, aunque ha tocado varias ramas de la profesión. ¿Con quién se ha cruzado que merezca un palodú? ¿Y una regañá?

Cuando conoces a alguien que no te cae bien, le acabas viendo partes positivas. Para que alguien se merezca un regañazo, es casi necesario no conocerlo, luego te acercas y entiendes casi siempre. En toda mi vida solo he conocido tres malas personas creo, y ya no me acuerdo ni de quiénes son.

 Chema Wall


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