Cuando hace unas semanas, desde La Prensa en Andaluz, hablamos con Antonio, el coordinador del Aula de la Experiencia de Estepa, nos preguntamos qué le podríamos decir nosotros a unos alumnos que viven en la localidad que vio nacer al primer presidente autonómico de Andalucía (y segundo de la preautonomía).
Rafael Escuredo Rodríguez nació en Estepa el 16 de abril de 1944. No se podría imaginar el estepeño que el destino le tenía reservado uno de los mayores privilegios de los que puede disfrutar un andaluz: Ser presidente de su comunidad autónoma. No un presidente cualquiera, sino el primer presidente.
Conociendo semejante dato, nos esperábamos un taller de altura. Y lo tuvimos.
Nada más llegar, nos sorprende el lugar en el que tiene lugar el taller, el IES Aguilar y Cano. Se trata de un centro grande, de pasillos amplios y aulas espaciosas. Por momentos, según recorremos sus pasillos y nos fijamos en las estanterías que nos encontramos a nuestro paso mientras nos dirigimos al aula, tenemos la impresión de estar en un museo. Tienen estanterías expositoras: Una llena de minerales, otra con fósiles, otra restos óseos de diferentes animales…
La segunda sorpresa nos la van a dar los alumnos del aula de la experiencia. Según nos comentan, es habitual que lleguen a los 40 alumnos en las clases. ¡Eso impone!
Nada más empezar el taller, hablamos de la importancia de ser críticos y exigentes con los medios de comunicación. En la medida de lo posible, hay que intentar no ser espectadores pasivos. Si nos encontramos con medios que consideramos que no informan adecuadamente, siempre tenemos la opción de hacérselo saber. Podemos escribirles un correo electrónico, dejar mensajes en sus redes sociales o incluso llamar por teléfono. Puede parecer una tontería que no tendrá efecto, pero los medios tienen muy en cuenta a sus audiencias.
Crear sensaciones y jugar con nuestros sentimientos
Algo que llamó mucho la atención en el taller fue el sensacionalismo al que estamos sometidos de manera constante. Todos sabemos qué es el sensacionalismo, pero normalmente pensamos que se trata de un sensacionalismo muy evidente y que podemos evitar porque es fácil identificarlo. Sin embargo, el sensacionalismo puede darse en diferentes grados. Por ejemplo con la utilización de metáforas que evoquen imágenes recurrentes y llamativas.
Usamos una imagen en la que podemos ver un texto que dice que los disparos de los terroristas quedaron “tatuados en las paredes». Se trata de los atentados que tuvieron lugar en París en noviembre de 2015. Si leéis lo que dice bajo las imágenes, describen el lugar comparando los disparos con tatuajes. Evidentemente, al disparar, las balas habrán dañado las paredes. No es necesario hacer esa comparación con los tatuajes.
Otro recurso habitual es escuchar que fue una situación dantesca, o que el suelo estaba cubierto de sangre.
Estos son datos que no aportan mucho a la noticia, lo que quieren es llamaros la atención y conectar con vuestros sentimientos. De esa manera es más probable que os fijéis en lo que dicen, que lo compartáis con vuestros amigos o a través de las redes…
De nuevo tenemos que hacer una llamada al sentido crítico y exigente. Entendemos que los medios necesitan tener buenas audiencias para subsistir, al fin y al cabo son empresas, pero en la información debería primar el valor informativo por encima de querer aumentar audiencia.
Muchas veces, en ese sensacionalismo, se crea una idea errónea de la noticia magnificando o haciendo hincapié en aspectos que tienen menos importancia que el que deberían.
Seamos espectadores responsables, exigentes y hagamos uso de nuestro sentido crítico. Cuando nos demos cuenta de estas prácticas sensacionalistas, lo mejor es comentarlo con nuestros amigos, con aquellos con los que estamos viendo las noticias o leyendo el periódico. Compartir opiniones nos ayudará a identificar y luchar contra el sensacionalismo y, si hacemos que esas opiniones lleguen al medio, a recibir mejores informaciones y contenidos. Algo que estamos seguros que todos queremos.
Estepeños, usad las posibilidades que os dan las redes sociales como Facebook o Twitter para hacer llegar a los medios vuestras ideas y que vuestra opinión sí cuente.