Germán López ‘Chicharrón’ es el último descendiente de una dinastía flamenca, criado en torno a una peña flamenca con ilusiones de comerse el mundo con valentía y respeto. A día de hoy, ha conseguido trece premios en Panorama Circada con su propuesta que, desde los malabares, habla de flamenco, de sentimiento y de agradecimiento a los pioneros y a su propia sangre. Su espectáculo, Sin Ojana, fue primer premio en la pasada edición y, con muchas esperanzas, vuelve a pisar el escenario con él.
P: Vuelves a Circada, ¿Qué le ha supuesto este festival?
Una línea de apoyo importante porque es co-productor del espectáculo, y eso supone una inyección económica y de prestigio que ha dado fuerza a la creación. Este festival tiene mucho renombre. Vienen programadores de diferentes sitios de España que programan circos y que seleccionan a las compañías que quieren que vayan a sus festivales.
Gané el primer premio y luego nos otorgaron 13 premios del jurado. Eso nos da fuerza en lo que se refiere a la posición del show, y, por otro lado, es una creación que, finalmente, se va a rodar. Circada supone un antes y un después.
P: ¿Y a nivel personal?
La unión que yo tengo con este festival es muy estrecha, porque vengo trabajando con las escuelas de circo de aquí de Sevilla muchísimos años. Circada tiene una pata social que yo coordino que son los proyectos de circo social donde destaca Circápolis. Estoy en íntima relación con el equipo de Circada. Hay una línea de apego y de cariño muy fuerte.
P: ¿Qué oportunidades ofrece Sevilla al circo contemporáneo?
Creo que paraguas como el de Circada sí ofrecen esas oportunidades. Teatros como el Teatro Alameda cada vez están más concienciados y programan mucho más. Juan, que es el director de este teatro, lleva programando circos muchísimos años porque lo tiene cerca, le gusta y tiene interés. Pero luego, creo que Sevilla necesita conocer más circos, no hay tantas posibilidades. Si no fuese por instituciones como Circada que le dan fuerza y renombre a esta disciplina, cuesta hacerlo posible o, de otro modo, queda infravalorada y en un lugar que a lo mejor no es el que nosotros conocemos desde el circo contemporáneo. Creo que hay una asignatura pendiente.
Creo que Sevilla necesita conocer más circos, no hay tantas posibilidades.
Germán López
P: ¿Qué significa para ti Sin Ojana?
Soy un amante del flamenco desde pequeño. Lo he vivido en mis carnes desde muy chiquitito hasta el día de hoy que lo sigo disfrutando. El circo apareció más tarde, hace unos diez años con mis estudios en circo social e intervención social a través del circo y, al final, cuando empezó a generarse la inquietud artística y quería montar un espectáculo, tuve claro que quería aunar mis dos pasiones.
Sin Ojana viene a decir sin mentiras, sin hipocresías. Quería montar un espectáculo que, realmente, contase algo de verdad. Con esa premisa y con todas las influencias sociales que he ido teniendo a lo largo de mi vida, pusimos todos los ingredientes y se generó este espectáculo que funciona como circo flamenco y teatro.
P: ¿Te resultó complicado aunar dichas disciplinas?
Estoy muy contento de haber unido las tres, porque menciono también al teatro, ya que creo que se han fraguado de una manera muy personal, más que bien o mal, creo que al ser tan personal, tan honesto y de verdad, Sin Ojana es difícil entrar en valoraciones en cuanto a si está bien hecho. La valoración del público es muy positiva. Además, quien es crítico también lo es en determinados detalles, y a mi también me ayuda, pero hay una conciencia general de “esto está bien hecho, esto es verdad”, entonces considero que esa premisa es la más importante; eso que el show está funcionando y era el objetivo principal.
P: ¿Ha evolucionado el espectáculo desde la pasada edición de Circada?
La esencia es la misma pero, al haber tenido la explosión en Circada, ha generado que tenga más actuaciones y yo, que juego mucho a la improvisación, dentro de que sigo una rutina de malabares y tengo una historia de principio a fin, tengo muchos momentos de tránsito en los que mi personaje es más libre. Cuantas más actuaciones tengo, más cosas me pasan, más improviso y más va evolucionando eso. Ha cambiado, pero hacia una comodidad: el personaje es más propio, más suyo, controla todo mejor y lleva al público a puntos mucho más interesantes. Viene a ser la misma historia, salvo que el control de la escena es mayor.
Sigo una rutina de malabares y tengo una historia de principio a fin, tengo muchos momentos de tránsito en los que mi personaje es más libre
Germán López
P: La pandemia, ¿ha servido para crear o para destruir? ¿Cómo ha afectado el confinamiento y el estado de ánimo?
Tenía el espectáculo listo para ser estrenado en junio del año pasado. La edición acabó siendo pospuesta y a mi me sirvió para crear. Tenía todo hecho, simplemente que, soy una persona muy concienzuda que le gusta cuidar los detalles, y eché todo el verano, mañanas y tardes, trabajando en Factoría cultural, en el Polígono Sur, creando más contenido o limpiando todas las escenas; así que me ayudó en ese sentido. Desde luego destruyó muchas expectativas que tenía pero luego, a la vista está, todo ese trabajo de creación que generó la pandemia, tuvo su fruto con el estreno.
P: ¿Cuándo tomas la iniciativa de que quieres dedicarte al mundo del circo?
Estudié Magisterio de Educación Física y más tarde empecé a estudiar Educación Social. Tenía muy claro que me quería dedicar a la intervención social. Encontré el circo, me enamoré, y seguí indagando en la parte formativa. Una vez que estaba inmerso en este mundo, tuve claro que quería dedicarme a esto y así me formé en Europa y en España a nivel de circo social y circo educativo. Hace cinco años o seis dije que quería actuar o crear algo y, así apareció Chicharrón, el personaje, y fue él que me cogió de la mano y me llevó hasta donde estoy.
P: ¿Con qué apoyo contaste para llegar hasta donde estás?
Apoyo económico, el mío propio. Lo que ganaba, lo gastaba en vivir y en generar contenido. Empecé con una pieza corta, y de ahí se fue desarrollando. Luego he conocido bastantes instituciones, centros cívicos y entidades, puentes para poder disfrutar de una residencia artística en un teatro o una residencia en una asociación. Eso ha generado que yo pueda disponer de espacios.
El resto de apoyos han sido artistas que me han acompañado en el proceso de forma muy altruista o pagando muy poquito. He tenido un apoyo personal muy importante. Cuando el proyecto se consolidó, Circada con la coproducción y residencias de circos como Circo Price o Zirkozaurre dieron ese último empujón a la creación.
P: ¿Goza de salud el circo en Sevilla y en Andalucía?
Sí, goza de una salud muy rica. Es muy familiar a pesar de que la extensión geográfica es muy amplia, nos conocemos entre todos y yo soy de los más jóvenes. Me considero parte de la cantera que ahora se ha profesionalizado, pero que lo que hay alrededor en cuanto a compañías consolidadas, son una referencia a nivel nacional importante.
A a nivel andaluz, lo que sí creo es que la visibilización del propio circo es escasa. Es verdad que cada vez hay mayor conciencia sobre que el circo es otra de las disciplinas artísticas y que hay un abanico muy amplio. Ya no es el circo clásico que tenemos muchas veces en la cabeza, entonces tenemos que ir cambiando esa conciencia y, creo que tanto las compañías que ya llevan muchos años como las que ahora hemos dado el salto, estamos haciendo mella en eso, en perpetuar la buena salud.
Si tuviera que definir al circo andaluz y sevillano, lo haría como familia. También porque lo he vivido así, y todo lo que he conseguido ha sido gracias a las personas que he conocido. Siempre hay una mano tendida, algo que se debe dignificar y seguir visibilizando.
P: ¿Qué cuesta hacer más, malabares con una alegría o con una seguiriya?
Bueno, hay que hacer malabares con alegría, eso sobre todo, porque cuando se caen lo pasamos muy mal. Me gustan mucho los compases flamencos que van más a compás. A mí hay compases, como la bulería, que la disfruto tanto arriba como abajo. Hablo de arriba y abajo porque hago dos tipos de malabares: unos de lanzamiento, donde las pelotas van hacia arriba, y otros que van a rebote. Los de rebote me permiten que sea más percusivo y puedes jugar con los tiempos y, lo otro es más vivo. Entonces bueno, las alegrías las tiraría para arriba y las seguiryas para abajo.
Las alegrías las tiraría para arriba y las seguiryas para abajo.
Germán López
P: La Bienal de flamenco tiene un nuevo director, ¿crees que propuestas como la suya podrían tener cabida con un formato más arriesgado?
Creo que debería. Es decisión propia de las direcciones de los festivales abrirse a nuevos campos o no, creo que eso está en sus manos. Pero desde luego, hay una cosa determinante, y es que todas las artes escénicas tienen su desarrollo, y el flamenco, al menos desde el punto en el que yo lo vivo, puedo irme a una parte más pura o más experimental y lo disfruto, y creo que la fusión con el circo y el teatro es bastante interesante para visibilizarlo en un festival como este.
Considero mi propuesta como flamenca, es cierto que se agarra al circo y al teatro, pero mi espectáculo es un homenaje al flamenco
Germán López
Considero mi propuesta como flamenca, es cierto que se agarra al circo y al teatro, pero mi espectáculo es un homenaje al flamenco, al flamenco tal y como yo lo he vivido así como mi personaje en particular. Estaría bien que, en este caso Chema, el director, se acercase, lo viese, disfrutase y ver si puede ubicarlo o no. Pero seguro que hay acercamiento y luego pues, cruzar dedos y ojalá que podamos estar.
P: ¿Qué es para ti el flamenco? ¿Qué sentiste cuando escuchaste a una diputada decir que el flamenco nació en Madrid?
El flamenco siempre ha sido un acompañante de vida. Un ente vivo, pero también un ente muerto, hay cosas de él que me gustan y otras que no me gustan; es como una persona. Soy de Córdoba y llevo viviendo en Sevilla diez años. A mi no me puedes decir que soy sevillano, o que cuando pasen los dieciocho años aquí viviendo ya soy medio medio; sé de dónde vengo. Así que, creo que las influencias del flamenco en esta zona han sido unas, y Madrid ha tenido otras, pero creo que no hay que ser contundente con esas cosas porque si no se generan discusiones.
El flamenco tiene muchas máscaras, no hay que caer en lo flamencólico, en esa melancolía de muy andaluz o muy madrileño, o rancio o demasiado ambiguo; entenderlo como un acompañante y que cada persona lo disfrute a su manera.
P: ¿Cómo es la obra social de Circada en la que estás participando?
Circápolis nació hace cuatro años. Yo venía trabajando en la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas, Fakali, trabajando en la barriada de San Juan y en Polígono Sur con proyectos de circo social contra el absentismo, y ahí conecté con Circada para cerrar el curso con un espectáculo. Seguidamente, empezamos a fraguar la idea de generar un proyecto, trabajar en Sevilla y buscar diferentes entidades y ahí se generó ese proyecto. Ahora estamos trabajando con una entidad que se llama Solidarios para el desarrollo con personas sin hogar y con Danza Mobile, y está siendo una experiencia brutal.
En anteriores ocasiones hemos trabajado también con Asedown, Factoría Cultural con chavales de Las Tres Mil Viviendas y también con Cear, ayudas a refugiados. De esta manera, vamos pivotando con diferentes colectivos en función de la entidad que nos sirve de puente y vamos viendo las posibilidades que tenemos, a nivel económico, para reforzar el trabajo que tiene cada entidad.