La actriz malagueña Kiti Mánver, una de las Espigas de Honor de la 68 edición de la Semana Internacional del Cine (Seminci), recibe este galardón con «gran responsabilidad» en este punto «tan dulce» de su larga trayectoria cinematográfica en el que deja de ser «la eterna secundaria» con su papel protagonista en ‘Mamacruz’.

«Pues mira que se jodan, ahora ya no soy secundaria», ha respondido entre risas en rueda de prensa en el Teatro Calderón de Valladolid al ser preguntada acerca de su carrera en la que ha encarnado infinidad de pequeños papeles en grandes filmes.

Mánver ha trasladado que está teniendo «una vejez dulce» con dos papeles protagonistas seguidos y «de mujer mayor». «Lo importante es que esto vaya abriendo camino porque las mujeres mayores tenemos mucho que contar», ha asegurado a renglón seguido.

A propósito de la falta de papeles de mujeres mayores en el cine, la laureada actriz ha puntualizado que la «justicia de uno solo es una justicia muy pobre» y que esta llegará cuando los directores hagan más personajes y «trabajos en cantidad» de todo lo que las mujeres y, especialmente, las mayores tienen que decir, ha insistido.

Sobre el galardón que recibe este miércoles en el Teatro Zorrilla, Mánver ha asegurado que es «maravilloso» y que este premio «te hace más responsable de lo anterior y de lo que viene». «En un festival con este prestigio, es maravilloso, estoy muy agradecida», ha recalcado.

A sus 70 años, Mánver personifica a Cruz, una abuela que lleva muchos años sin saber lo que es un orgasmo. Ella, devota de sus creencias religiosas, no le daba importancia ni tampoco se lo había planteado hasta que un día navegando por Internet empieza a sentir de nuevo deseos y sensaciones que ya creía extinguidas.

Una comedia íntima, un ‘coming of age’ de la tercera edad, bajo la dirección de la venezolana Patricia Ortega que llega a esta Sección Oficial de la Seminci para hacer un tributo a las madres y abuelas que dejan de lado los patrones sociales para tomar las riendas de su vida y que llegará a los cines este viernes 27 de octubre.

Esta producción, de 83 minutos, aborda la posibilidad de compaginar las creencias de Cruz con este despertar sexual que ha llegado de pronto a su vida.

Una fotografía de su madre desnuda

Maracaibo, al noroeste de Venezuela, y una fotografía de su madre desnuda, es el punto de partida de este filme que se rodó en Sevilla, ha explicado la directora.

«Estaba cuidando a mi madre que estaba muy enferma, encontré algo muy interesante, una fotografía de ella desnuda. Madre soltera, trabajadora, nunca la conocí un novio, y ahí con esa foto me di cuenta de que mi mamá era una mujer», ha relatado.

Ella estaba posando desnuda de manera planificada ante un fotógrafo profesional y tenía esta fotografía escondida. «Empecé a escribir por qué vemos a nuestras madres y abuelas como seres asexuados», ha expresado Ortega, a la par que ha señalado que «a partir de ahí nació la historia».

Encontrar el tono de la película fue lo más difícil porque, según ha explicado la cineasta, querían trabajar desde el humor y no desde el drama. «Si trabajamos como un drama la película se nos convierte en otra historia», ha apuntado, mientras ha hecho hincapié en que querían divorciar esa imagen de la tercera edad y que Cruz fuera una persona de la que «trasciende su edad».

En este impás, se dio cuenta que era «muy importante» jugar con la vulnerabilidad a través de los gestos, las pequeñas miradas y la respiración, elementos presentes en el largometraje y que materializan esa vergüenza que siente Cruz al redescubrir su deseo sexual.

Asimismo, había que favorecer los sentimientos de esta abuela con la puesta en escena. «Al principio es todo muy lineal, la luz es más plana y en la medida que la punción sexual va floreciendo empieza esa luz cálida», ha explicado Ortega.

Ortega, como directora, guionista y productora ejecutiva, ha realizado multitud de cortometrajes y documentales, pero se dio a conocer con ‘Yo, Imposible (2018)’, filme que logró la Espiga Arcoiris en la Seminci 2018 y fue seleccionada como precandidata a los premios Oscar 2020 en representación de Venezuela.

La historia la ha completado en gran medida José Ortuño, director y guionista andaluz, que entra en el proyecto cuando la historia estaba bastante avanzada. Su labor principal, según ha explicado, ha sido la de trasladar un guion ambientado en un primer momento en Venezuela a España y, concretamente, a Sevilla.

Mientras que la coguionista se inspiró en su madre, Ortuño lo hizo en su abuela, con quien vivió casi toda su infancia y adolescencia.

Leave a comment

Deja un comentario