La última entrega de ‘Hablando en andaluz’ pone esta semana el acento en una en particular, porque ha hecho de Andalucía su apuesta y el centro de su crítica. Se trata del ‘Coro Al-Ándalus’, de Miguel Ángel García Argüez, con unos andalusíes que son miembros de un pueblo forjado por siglos de historia y con una evidente mezcla de culturas.
En este podcast, repasamos algunas de sus letras de los pases de preliminares y cuartos de final del COAC. Además, las analizamos con el autor de su letra y de su música, Miguel Ángel García Argüez, más conocido como ‘el Chapa’.
– Las tuyas acostumbran a ser una letras muy comprometidas, y este año lo son con la realidad de Andalucía. ¿Qué te llevó a hacer de esta tierra el epicentro de vuestra apuesta para este año?
Cuando estuvimos barajando las diferentes temáticas que queríamos abordar, nos surgió esta y nos pareció fértil y adecuada. Nos apetecía decir algunas cosas sobre la identidad andaluza, y además consideramos que podíamos añadir otras nuevas, o revisar algunos relatos que otros compañeros habían planteado sobre este tema en las coplas de carnaval. También hemos intentado huir de cierto victimismo. Es cierto que tenemos muchas cosas por las que quejarnos y sentirnos oprimidos y víctimas, pero a veces pecamos en el discurso andalucista de falta de autocrítica y de culpabilizar siempre a lo externo de nuestros problemas. Queríamos que tuviera más que ver con su identidad histórica y revisar ciertos tópicos.
Con esa puesta en escena, que nos retrotrae a nuestra época andalusí, nos recuerdas que muchos de los problemas que aún hoy tiene Andalucía pasan por no tener claro quiénes somos y de dónde venimos. ¿La de este coro es una apuesta por viajar a nuestra identidad y profundizar en ella?
No es que los problemas de Andalucía estén directamente derivados de esos problemas identitarios. Son dos cosas relacionadas pero no son lo mismo. Andalucía tiene unos problemas políticos estructurales históricos que son los causantes de la situación de «periferia», de marginalidad, en la que se encuentra esta tierra y su gente. Pero sí que es cierto que en ese entramado de conflictos históricos y de injusticias, uno de ellos es el de la identidad, el de el de no saber muy bien quiénes somos frente a otros nacionalismos que en la península sí que tienen mucho más claro su relato identitario. Es verdad que aquí en Andalucía el relato no está del todo articulado. Pero no solo dependen de eso los problemas andaluces.
– Estamos ante lo que se conoce como «tercera ola del andalucismo», en la que cuestiones como nuestra identidad trasciende lo político para expresarse también culturalmente. Este coro casa muy bien con este nuevo movimiento Andalucista que escarba en las cosas que representan a las nuevas generaciones de andaluces, ¿no?
Es cierto que estamos viviendo un momento de cierta «resurrección» -yo no sé si todavía es pronto para llamarlo tercera ola-, pero sí que se atisba en el horizonte una especie de reivindicación de lo andaluz, sobre todo en lo simbólico y en lo cultural, más que en lo político. Movimientos como Adelante Andalucía no tienen apenas raigambre, no deja de ser minoritario o periférico, pero lo es también la tercera ola andalucista cultural de vanguardia, con una relectura de los símbolos…Es súper interesante y es una ola que se avecina, pero todavía es muy pronto para hablar de que esto vaya a transformar nada.
– ¿Debemos aprovechar los andaluces este nuevo tirón que tiene Andalucía para reivindicar lo que es nuestro, lo que nos pertenece, saliendo de tantos años de agravio?
Es interesante saber si este neoandalucismo, que tiene una marca generacional muy clara, va a prender en el resto de la población. A veces la gente de la vanguardia piensa que representan al grueso de una población, y no es así, desgraciadamente. Entonces, respecto a esto de aprovechar el tirón, depende. Mientras que no se aprovechen los políticos, bien. Que sirva como estímulo, como chispa que encienda el fuego de otra cosa más transformadora y más emancipadora. Ojalá, pero, de momento, estamos jugando más con los símbolos que con las realidades materiales.
– ¿Necesita Andalucía más letras, más coplas y más agrupaciones que le canten?
Sí, claro, se necesitan más coplas, sobre este y sobre otros muchos temas. Visibilizan conflictos. No olvidemos que allí se está concursando y la mayoría de las agrupaciones, cuando cuando elegimos el repertorio a escribir o a cantar, tenemos muy en cuenta su capacidad competitiva. Es decir, cuánto impacto va a tener en el aplausómetro. Eso es una realidad que no podemos negar, y quien lo niegue está siendo hipócrita. Esto no significa que estemos falseando nuestros discursos, pero sí que estamos eligiendo los que entendemos que están a nuestro alrededor, discursos populares que por algún motivo están de moda o tocan más la fibra. Eso es un factor muy determinante. Lo que hace falta es ceder las condiciones para que los temas que sea necesario cantar, sean agradecidos por el público, y no simplemente discursos que se limiten a repetir los recursos hegemónicos. Eso, además, es una cosa que se ve constantemente en el concurso, y este año un montón.
– ¿Cómo te gustaría que fuese recordado este coro?
No sé si el coro será recordado, me encantaría, principalmente por su tango, por la música de su tango. Porque me siento muy orgulloso, y el mensaje andalucista quizás ha eclipsado la apuesta más profunda de este de este coro que es apostar por lo clásico, por reivindicar una música de tango que está perdida, y que para nosotros tiene una carga identitaria. Me gustaría que fuera recordado por eso. En cuanto al andalucismo, sí se inserta dentro de una corriente que se está viendo también en los últimos años en el concurso: ahí tenemos la comparsa del Perro Andaluz hace muy poco, o el año pasado la comparsa Matria, o este mismo año, la Comparsa Ramón Zamudio el andaluz. Todas están remando en esa dirección de reivindicación de la identidad andaluza y el coro es uno más. Así que, si por eso se recuerda a Al Ándalus, maravilloso.