Las huellas fosilizadas que se encontraron y publicaron el pasado año en la denominada “Superficie pisoteada de Matalascañas” en Huelva, sugieren que Doñana fue antiguamente utilizada por elefantes de colmillos rectos (Palaeoloxodon antiquus) como un lugar de guardería para criar elefantes recién nacidos o infantiles. Todo esto sucedió durante el Pleistoceno Superior (hace más de 120.000 años), según un estudio publicado en la revista Scientific Reports, de la familia Nature.
El coordinador de este proyecto es el Catedrático de Geomorfología Joaquín Rodríguez Vidal, del departamento de Ciencia de la Tierra de la Universidad de Huelva, experto en geología del Cuaternario desde hace más de 40 años y co-director del proyecto de “Cuevas de Gibraltar”, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Carlos Neto de Carvalho, experto en icnología y autor principal de este trabajo, junto a colegas de distintas universidades españolas y portuguesas, analizaron 34 conjuntos de huellas que se encontraban en un nivel estratigráfico enrojecido, representativo de una paleolaguna somera entre dunas.
Determinación de la edad de los animales
Basándose en la forma elíptica y redondeada de las impresiones y otros criterios morfológicos acompañantes, los autores atribuyen las huellas a los elefantes de colmillos rectos (Palaeoloxodon antiquus), que están estrechamente relacionados con los actuales elefantes de selva africanos. Para determinar la edad biológica de cada uno de los elefantes, los autores calcularon la altura del hombro y la masa corporal, en función de la longitud de la huella.
Los autores identificaron huellas de 14 pequeños elefantes que se estima tenían una edad entre recién nacidos y dos años. Su masa corporal era de entre 70 y 200 kg. Los autores también clasificaron las pistas de ocho individuos juveniles (de dos a siete años de edad) y seis adolescentes (de ocho a quince años de edad).
La alta frecuencia de elefantes jóvenes puede indicar que el área, que una vez estuvo ocupada por una amplia laguna interdunar, era un sitio reproductivo para las manadas de elefantes, con la abundante vegetación circundante proporcionando una fuente de alimento para los más jóvenes, incapaces de viajar largas distancias a otras fuentes de recursos.
Los autores también identificaron huellas adultas posiblemente hechas por tres hembras mayores de 15 años, basándose en la compañía de huellas de individuos jóvenes. Sólo se identificaron dos huellas hechas por machos, con dimensiones mucho mayores (más de 50 cm de longitud) y masas corporales estimadas de más de siete toneladas.
Huellas humanas
Contemporáneamente con estas huellas, y en el mismo nivel lagunar, se encontraron rastros de huellas humanas pertenecientes a neandertales, así como otra fauna salvaje acompañante, por lo que estos niveles geológicos de Doñana se convierten en lugares con características únicas para estudiar interacciones ecológicas de estos humanos con sus posibles presas.
Estos nuevos hallazgos de huellas de neandertales y elefantes en Doñana, así como en el suroeste atlántico ibérico, desde Gibraltar al Algarve portugués, refuerzan la idea de que los hábitats costeros eran un conocido mundo de oportunidades para esta fauna relicta y fueron decisivos para su persistencia en el refugio del sur de la península Ibérica durante las crisis climáticas de las fases frías del Cuaternario.
Los autores concluyen que la “Superficie pisoteada de Matalascañas”, en la costa de Huelva, fue probablemente un rico hábitat reproductivo, para que los elefantes hembras cuidaran a sus crías y rara vez sería visitada por individuos machos.