El estudio “Cerebrospinal fluid lactoperoxidase level is enhanced in idiopathic Parkinson disease, and correlates with levodopa equivalent daily dose” dirigido por el doctor y académico en Medicina, Emilio Fernández Espejo, de la Universidad de Sevilla, en colaboración con Ángel Martín de Pablos, especialista del Hospital Universitario Virgen Macarena. Este ha sido publicado recientemente en la revista científica internacional Brain Research, dedicada a la investigación fundamental en las ciencias del cerebro. En este articulo se recogen los últimos avances en la identificación de un posible biomarcador cerebral de la enfermedad de Párkinson.
El trabajo investigador analiza el papel de la lactoperoxidasa como factor patogénico en la enfermedad de Párkinson. La lactoperoxidasa se encuentra en secreciones como la leche, las lágrimas o la saliva, donde desempeña un papel defensivo gracias a su capacidad oxidante y citolítica.
Esta enzima también está presente en el tejido cerebral y el líquido cefalorraquídeo, donde su concentración está aumentada en la enfermedad de Párkinson y podría participar en el daño de la sustancia negra durante el desarrollo de la enfermedad. Así lo confirma este grupo de investigación andaluz, que se encuentra liderado por el doctor Emilio Fernández Espejo, académico de Medicina de la RAMC y catedrático de la Universidad de Sevilla hasta 2020. En colaboración con el doctor Ángel Martin de Pablos, especialista en Anestesiología del Hospital Virgen Macarena y profesor de la citada universidad, junto con los doctores Fernando Rodríguez de Fonseca y Juan Suárez, ambos del Hospital Regional Universitario e Instituto de Biomedicina de Málaga.
La lactoperoxidasa
Estos especialistas han detectado, a lo largo de sus cuatro años de investigación, que en el líquido cefalorraquídeo de los enfermos existe un incremento de la enzima llamada lactoperoxidasa. Esta enzima es tóxica para las neuronas si se encuentra en exceso, y por tanto podría participar en la muerte neuronal propia de la enfermedad. Aunque es una conocida sustancia defensiva del organismo, su aumento en cerebro en los pacientes es algo nuevo, no descrito hasta la fecha.
Gracias a este conocimiento se abren nuevas vías para el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad, y contemplar la inhibición de dicha enzima sería un nuevo enfoque terapéutico que podría ayudar a enlentecer el avance del Parkinson.
¿Qué es el Párkinson?
La enfermedad de Párkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta a más del 1% de las personas mayores de 65 años, aunque también afecta a personas más jóvenes. Se caracteriza por una degradación selectiva de las neuronas. En el desarrollo de esta enfermedad intervienen muchos factores, como los genes, la edad, o la presencia de neuroinflamación. Así, se trata de un trastorno multifactorial, en el que, en recientes estudios, se ha demostrado la importancia del estrés oxidativo y las infecciones microbianas en su desarrollo.
Sin embargo, y pese a la importancia de esta enfermedad, no se conocen biomarcadores diagnósticos o pronósticos que puedan ser usados para una detección temprana en los pacientes que la sufren.
Por el contrario, el diagnóstico se basa en la aparición de síntomas clínicos, los cuales aparecen en una etapa más avanzada de la enfermedad, no siendo posible el tratamiento en las fases tempranas cuando su efecto terapéutico se supone mayor.
La posibilidad de utilizar y desarrollar fármacos neuroprotectores o incluso curativos, por medio de la inhibición de la enzima lactoperoxidasa sería una de las apuestas firmes de este grupo experto.