El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía repasa uno de los acontecimientos más devastadores para la provincia andaluza.
Este mapa de Federico de Botella y Hornos es una referencia de la progresión de la cartografía geológica sobre Andalucía en la segunda mitad del XIX. Representa la región afectada por el devastador terremoto del 25 de diciembre de 1884, con epicentro en las cercanías de Alhama de Granada, siendo el de mayor magnitud y más graves efectos en la región tras el de 1755, hasta el punto que llegó a ser conocido como el «terremoto de Andalucía».
Se recogen diferentes versiones del mismo. Comenzando por esta prueba de estado casi definitiva de la estampación litográfica de los trazados de línea y de letra del mapa con una representación geológica e hipsométrica – o altimétrica – del área. Carece de las coberturas de color empleadas en la versión final de esta obra para identificar las distintas rocas y formaciones.
Construido a partir de una base geográfica derivada de los mapas de Francisco Coello, F. Botella, según expresa en una nota, aportó los aspectos geológicos y perfiló la altimetría, que este caso se define ya mediante curvas de nivel exactas, equidistantes 100 metros. El mapa abarca gran parte de las provincias de Granada y Málaga y una pequeña fracción de Almería. Este ejemplar ostenta la dedicatoria manuscrita del propio autor a Francisco Coello.
La siguiente es la versión definitiva impresa, publicada como hoja suelta e inserta en la página 90 como ilustración del artículo «Los terremotos de Málaga y Granada», del volumen XVIII, de 1885, del Boletín de la Sociedad Geográfica editado en Madrid. El mapa muestra una detallada representación de las poblaciones, límites administrativos, red hidrográfica, orografía, y características geológicas de los terrenos, diferenciadas por medio de líneas de puntos y gamas y tramas de colores azules y amarillos.
El resultado es uno de los mapas físicos y geológicos más precisos y de mayor cobertura que llegaran a divulgarse sobre Andalucía en la época, salvando por una vez el marco provincial al que solían atenerse este tipo de obras. Los datos geológicos para la provincia de Granada los tomó el autor de sus propias observaciones realizadas en 1874, 1875 y 1880, y, para la de Málaga, de la información proporcionada por la Comisión del Mapa Geológico de España y por los estudios del británico David Thomas Ansted y de Domingo de Orueta, quien había reconocido, entre otros términos, los del norte de la provincia malagueña.
Por último, la versión original del mapa es una lámina estampada mediante el procedimiento de la fototipia, que permitía la impresión de imágenes a partir de fotografías, reproduciendo una imagen fotográfica tomada por el célebre fotógrafo francés afincado en España J. Laurent de la maqueta en relieve que se confeccionó según el modelo de dicho mapa. Debidamente iluminada, consigue un efecto plástico mediante las sombras que arrojan los volúmenes de las curvas de nivel superpuestas. La rotulación hubo de repetirse seguramente sobre la imagen de un positivo fotográfico antes de trasladarse a la impresión.
Dado que la lámina tiene unas dimensiones algo más reducidas que el mapa que le sirvió de referencia, es muy probable que la escala que muestra (1:400.000) sea inexacta y algo menor. Se trata de un ejemplo de la variedad y versatilidad de las técnicas de reproducción de imágenes que se desarrollaban en las últimas décadas del siglo XIX y de su potencial aplicación en el campo de la cartografía.