El 4 de diciembre de 1977 marcó un antes y un después en la historia de Andalucía. Aquel día, millones de personas se manifestaron en las calles de las ocho provincias andaluzas para reclamar la autonomía plena en igualdad con comunidades como Cataluña o el País Vasco. Desde entonces, la fecha se ha mantenido en la memoria colectiva como un símbolo de unidad, lucha y reivindicación. Su significado ha evolucionado a lo largo de las décadas, culminando en su declaración oficial como Día de la Bandera de Andalucía en 2021.

El 4 de diciembre de 1977: El día que Andalucía alzó la voz

Apenas dos años después de la muerte de Franco y en pleno proceso de transición democrática, el 4 de diciembre de 1977 millones de andaluces salieron a las calles para exigir una autonomía plena. Aquella movilización masiva estuvo motivada por un sentimiento de agravio comparativo: los andaluces querían que su tierra también tuviera un autogobierno equiparable al de otras comunidades con una mayor tradición autonomista.

En Málaga, la jornada quedó marcada por un trágico suceso: el asesinato de Manuel José García Caparrós, un joven sindicalista de 18 años, que fue abatido por disparos de la policía durante la manifestación. Su muerte se convirtió en un símbolo de la lucha por la autonomía andaluza, y su figura es recordada cada año por diversos colectivos sociales y políticos.

Décadas de memoria sin oficialidad

Durante los años posteriores, el 4 de diciembre se mantuvo como una fecha significativa, especialmente para los sectores más vinculados al andalucismo político y cultural. Sin embargo, su conmemoración no contó con un reconocimiento oficial por parte de las instituciones andaluzas.

El peso institucional recaía sobre el 28 de febrero, Día de Andalucía, que celebra el referéndum de 1980 en el que la comunidad ratificó su acceso a la autonomía plena. Esto relegó al 4 de diciembre al ámbito de la memoria social, con actos impulsados por colectivos, sindicatos y partidos políticos.

Hacia el reconocimiento oficial

Con el paso de los años, distintas voces reclamaron que el 4 de diciembre obtuviera un estatus oficial. Estas peticiones se intensificaron especialmente desde finales de la década de 2010, coincidiendo con un resurgimiento del debate sobre la identidad andaluza.

En 2021, el Gobierno andaluz, presidido por Juanma Moreno, dio un paso adelante y aprobó la declaración del 4 de diciembre como el Día de la Bandera de Andalucía. Según se explicó en la resolución, la intención era reconocer y preservar la memoria de una fecha clave para la construcción de la Andalucía moderna. Además, se promovió la difusión de los símbolos andaluces, especialmente la bandera verde, blanca y verde, diseñada por Blas Infante.

Críticas al Día de la Bandera

La oficialización del 4 de diciembre como Día de la Bandera de Andalucía no ha estado exenta de polémica. Algunas voces han señalado que la decisión despolitiza y vacía de contenido reivindicativo una fecha histórica marcada por la lucha social y la memoria de la autonomía. Para estos sectores, convertirla en una celebración institucional puede diluir su carga simbólica y convertirla en un acto protocolario sin conexión con las demandas sociales originales.

Colectivos vinculados al andalucismo político, como Nación Andaluza o el Sindicato Unitario de Andalucía (SUA), también han criticado la falta de protagonismo que se otorga a figuras clave como Manuel José García Caparrós, cuyo asesinato, afirman, debería ser recordado con mayor énfasis por su vínculo con la lucha por los derechos de Andalucía.

Además, partidos como Izquierda Unida y Podemos, y sindicatos, han cuestionado que el gobierno autonómico haya utilizado la fecha para reforzar una visión meramente simbólica de la autonomía, sin acompañarla de compromisos reales para abordar los retos socioeconómicos actuales de la comunidad.

Algunas voces consideran que esta declaración intenta restar peso político a la celebración del 28 de febrero, el Día de Andalucía, consolidado como la fecha oficial de la autonomía, lo que podría generar división en torno a la memoria histórica de la región.

La evolución del 4 de diciembre muestra cómo una fecha con profundo significado histórico puede convertirse en objeto de debate sobre la mejor manera de honrarla y mantener vivo su legado en una Andalucía moderna y diversa.

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