Las agresiones a sanitarios en Andalucía ascendieron a 1208 durante el año 2021, con un incremento del 16% con respecto al año 2020. Ha sido en la reunión de la mesa técnica de prevención de riesgos laborales, donde están presentes junto con la administración todas las organizaciones sindicales con presencia en la mesa sectorial de sanidad (SATSE, Sindicato Médico, CSIF, CCOO y UGT) donde se ha presentado el informe anual de agresiones que recoge los datos registrados en los centros asistenciales en los último cuatro años.
Entre las cifras presentadas, se ha ofrecido un perfil del profesional agredido y de los agresores. El 71,5% de las agresiones las registran las mujeres; frente a 28,5 % que se registran en hombres, sin embargo, cuando se ponderan las agresiones en base a la plantilla de hombres y mujeres, la tasa es muy similar, 9,9 en mujeres y 10,17 en hombres.
Los grupos de edad donde se producen más agresiones son entre los 46-55 años con un total del 29,38% de las agresiones registradas y el grupo de edad de entre 56-65 años se registra un 28% de agresiones.
Por su parte, las agresiones no físicas fueron las que más se produjeron según datos que ofrece el Sindicato de Enfermería (SATSE), con 978, frente a las 230 agresiones físicas que se contabilizaron en 2021.
El 59,1% se produce en Atención Primaria y el 40,9% en Atención Hospitalaria. En cuanto a los lugares concretos, el 24,25% de cometen en la consulta médica, el 17,14% en Admisión, el 13,58 en Urgencias y el 10,76% en la habitación del paciente.
Casi un 78% de las agresiones la sufre el personal sanitario y el 22% se produce en profesionales de gestión y servicios.
Sobre las causas de las agresiones, el 33,53 de las agresiones se producen en situaciones en las que el agresor demanda un tratamiento distinto al prescrito, reclama una medicación para un familiar, demanda atención fuera de la cita programada o sin cita previa, un parte de baja o alta o ser derivado al especialista.
El 22,52% se producen por estar en desacuerdo con el trato o conducta en el acto profesional, y la tercera causa, un 18,87%, engloba situaciones en las que no existe una causa determinada, siendo las características del agresor las que determinan el incidente, dado que se trata de personas con patologías de base y/o conductas altamente conflictivas.
En cuanto al perfil del agresor, casi un 26% del total, presentaba algún trastorno psicológico, deterioro cognitivo, o circunstancias análogas. El 65.3 % las cometen el propio paciente o usuario y el 34,69 restante un acompañante.
Los sindicatos demandan medidas para evitar más agresiones a sanitarios en Andalucía
El Sindicato de Enfermería, SATSE, ha denunciado el nuevo incremento de las agresiones a profesionales sanitarios en Andalucía. SATSE advierte que los usuarios «siguen responsabilizando de las deficiencias del sistema a los profesionales que les atienden en primera línea, como demuestran que la demanda de atención o la disconformidad con el trato son las principales causas que derivan en actos violentos».
SATSE además propone, entre otras medidas de carácter estructural, el «generalizar los sistemas de videovigilancia durante las 24 horas en los pasillos y en las salas de espera y de admisión de los centros sanitarios, así como los dispositivos sonoros de alarma en las consultas, y que la iluminación sea óptima en cualquier estancia del centro».
Entre las medidas de carácter activo, la organización sindical apunta «la inclusión en la historia clínica del ciudadano que se haya visto involucrado en un acto de violencia contra los profesionales sanitarios y, entre las de carácter organizativo, reducir los tiempos de espera, garantizar una ratio adecuada y segura de pacientes por enfermera/o e implantar un sistema de organización debidamente protocolizado para pacientes y familiares».
La organización sindical recuerda que ya antes del inicio de la pandemia trasladó Gobierno central y a la propia Junta de Andalucía una propuesta de Ley con éstas y otras medidas concretas, «más de medio centenar», para acabar «con un grave problema que sufren ocho de cada diez enfermeras y enfermeros a lo largo de su trayectoria profesional».