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Con la COP29 recientemente clausurada en Baku, la UE tiene una oportunidad única de ser líder en el campo de la lucha contra el cambio climático. ¿Estamos solos? Dependerá de la fuerza de la nueva Comisión Europea encabezada por Ursula von der Leyen y su equipo para atraer a socios que estén dispuestos a, como primera meta, reducir en 2030 el 30% de sus emisiones, con respecto a los niveles de 2020.
El contexto geopolítico no ayuda en absoluto. Las ambiciones verdes con la victoria indiscutible de Donald Trump disminuye mucho las esperanzas de que Estados Unidos contribuya a la causa. De hecho, se espera que Trump incumpla por tercera vez los compromisos climáticos, lo que genera una gran inquietud en las negociaciones sobre el clima. Además, la guerra en Ucrania prioriza la integridad y defensa de Europa, frente a anhelos medioambientales. Todo ello, a pesar de que está previsto que 2024 cierre como el año más caluroso jamás registrado con fenómenos extremos como sequías o inundaciones como las que vivimos en España y Andalucía.
Objetivos alcanzados
Se ha ratificado el artículo 6 del Acuerdo de París el cual, según informa EFE, insta a los países a cooperar para reducir sus emisiones de carbono; en virtud del mismo un país puede transferir a otro los créditos de carbono que haya obtenido mediante la reducción de sus emisiones. Es decir, que los países que liberen poco C02 pueden vender derechos de emisión a quienes más generen, bajo la gestión de Naciones Unidas, con garantías de contabilidad y con registro de intercambios.
Según la presidencia de Azerbaiyán, la creación del Mercado de Carbono de la ONU podría desbloquear flujos de inversión de 300.000 millones de dólares al año, lo que podría facilitar a los países más pobres el cumplimiento de sus respectivas contribuciones climáticas nacionales que en cumplimiento de los acuerdos climáticos habrán de ser más ambiciosas. Se trata de que los países ricos ayuden a los pobres a alcanzar objetivos. Un acuerdo que ecologistas como Greenpeace consideran una «estafa» por permitir al sector de combustible fósil compensar nuevas emisiones con dinero.
Hoja de ruta de la UE propuesta en la COP29
Esta nueva hoja de ruta establece una serie de medidas concretas que deben adoptarse; entre ellas un sólido sistema de seguimiento, notificación y verificación basado en los principios de la Alianza para la Reducción de las Emisiones de Metano Provenientes de la Producción de Petróleo y Gas 2.0 (OGMP 2.0, por sus siglas en inglés), así como un plan de proyecto para reducir las emisiones de los activos existentes, proporcionando un calendario claro, un plan de inversión y las necesidades de recursos humanos.
Estas asociaciones para acelerar la mitigación de las emisiones de metano fueron anunciadas por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en la COP28 de Dubai y se basan en la «Declaración conjunta de los importadores y exportadores de energía sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los combustibles fósiles» firmada por la Unión Europea, los Estados Unidos, Japón, Canadá, Noruega y Singapur en la COP27. Tras la puesta en marcha de la hoja de ruta, los primeros ejemplos de aplicación de la asociación se expondrán en la COP30 de Brasil.
En Andalucía
Simultáneamente, aquí, en nuestra Comunidad, la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente ha señalado que su compromiso con la sostenibilidad ambiental es «incuestionable», ya que el presupuesto para 2025, incluye «la mayor dotación histórica» en políticas medioambientales, con un crecimiento de un 5,96% respecto al año anterior.
Desde la Junta se ha destacado que reafirma su «compromiso» con la sostenibilidad y el medio ambiente, «gestionando de manera eficiente los recursos disponibles para maximizar su impacto positivo en el territorio». En este contexto, ha lamentado el PSOE-A «recurra a bulos y datos manipulados para desprestigiar una labor que está dando frutos en beneficio de los andaluces».