El impacto de la pobreza menstrual en el absentismo escolar pone en situación de vulnerabilidad a muchas niñas, haciendo que pierdan la oportunidad de acudir a clase por no tener acceso a productos de protección menstruales. Así lo ha demostrado el estudio realizado por Metroscopia para Evax, El absentismo escolar debido a la pobreza menstrual en España, para el que se han realizado 2800 entrevistas, mil de ellas a una muestra representativa de chicas de edades comprendidas entre los 14 y los 25 años en el territorio nacional, además de dos grupos de discusión.

Cifras impactantes para nuestro país

Los datos muestran que casi 2 de cada 10 chicas de edades comprendidas entre 14 y 25 años han declarado haber faltado alguna vez a clase por no poder comprar una compresa o un tampón. Haciendo zoom en la franja en edad escolar, de 14 a 20 años, esta cifra se sitúa en el 16%, o lo que es lo mismo, 1 de cada 6 chicas. En cifras absolutas, el número asciende a 270.000 chicas. A su vez, el 3% de éstas, alrededor de unas 50.000, es decir, casi la misma población de Segovia[2], sufren esta situación de manera reiterada.

Los métodos alternativos usados con mayor frecuencia por estas chicas son en su mayoría productos de celulosa como las toallitas higiénicas (47%) o pañuelos (34%), aunque la lista de sustitutivos incluye también un segundo par de bragas (26%), algodón (23%), un trozo de tela de ropa vieja (21%) o calcetines (11%). Además, más de la mitad (60%) reconoce que ha experimentado fugas de sangre por no tener la protección adecuada. Una situación que ellas mismas han descrito como “vergonzosa”, o que les ha hecho sentirse “tristes” o “sucias”.

Estos datos son tan impactantes como que el 21% de los padres encuestados dice haber tenido dificultades alguna vez para costear los productos de protección menstrual para sus hijas. Un porcentaje que aumenta hasta el 34% entre las personas cuyo nivel de vida es declarado como insuficiente o hasta el 30% en el caso de los padres más jóvenes.

Como consecuencia de estas dificultades económicas, el 19% de los padres menores de 45 reconoce haber permitido que sus hijas se quedaran en casa mientras que el 13% admite haber enviado a sus hijas a clase sin la protección adecuada, a pesar de ser conscientes de que la necesitaban.

Diferencias y tendencias por territorios

Si bien el tamaño de la muestra no permite el análisis exhaustivo de los datos a nivel regional sí que podemos decir que no se aprecian diferencias significativas en cuanto al absentismo por pobreza menstrual en las distintas regiones españolas y se observan porcentajes similares.  

Según los datos del INE, Andalucía, con más de medio millón, es la comunidad autónoma con mayor número de chicas entre 14 y 25 años. Aproximadamente un 16% reconoce haber faltado a clase por no poder comprar productos de protección menstrual; en cifras absolutas estaríamos hablando de unas 67.000 chicas (12%) o, lo que es lo mismo, casi toda la población que reside en Sanlúcar de Barrameda. Haciendo foco en las que experimentan esta situación de manera recurrente, estaríamos hablando de en torno a 17.000 chicas (3%), es decir, casi la misma población que tiene el municipio de Bailén.

Dentro de su campaña #StopPobrezaMenstrual, Evax va a contactar con cerca de 550 colegios andaluces desde los que se distribuirán packs de compresas a las chicas que más lo necesiten para que el hecho de tener la regla no les suponga un impedimento para poder seguir asistiendo a clase con normalidad.

La esencialidad de estos productos

Los productos para la menstruación son esenciales en la vida de las mujeres, y la falta de acceso a estos tiene graves consecuencias, especialmente para las niñas, puesto que supone faltar a clase, atrasarse en las tareas escolares y perderse actividades que ayudan a desarrollar su confianza y habilidades.

Además, la elección de los productos para la menstruación es una decisión muy íntima y personal ya que cada mujer se siente más cómoda con según qué productos en función de su ritmo de vida y de cada momento, por ejemplo, a la hora de realizar algún deporte. Por tanto, es muy importante poder disponer de diferentes opciones que aseguren una protección adecuada que satisfaga las necesidades únicas de cada mujer. 

El impacto en nuestra sociedad de esta realidad

Según Rebeca Cordero, Profesora Titular en Sociología Aplicada de la Universidad Europea de Madrid, «este tipo de estudios y acciones son muy necesarios para dar visibilidad a una problemática que es real y existe en nuestro país, por increíble que parezca, y que pase a formar parte del imaginario colectivo».

«La situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estas chicas no solo quebranta un derecho fundamental como es el derecho a la educación, sino que supone un daño en su salud mental, debido a su fragilidad emocional y baja autoestima derivada de esta pobreza y el miedo a ser señaladas y ridiculizadas. Además, es un riesgo para su salud física por alargar la vida de los productos de higiene menstrual lo que puede dar lugar a enfermedades infecciosas», prosigue.

«Tampoco podemos ignorar que la pobreza menstrual en las aulas aumenta el nivel de riesgo de las niñas de ser víctimas de bullying. Recordemos que el acoso en la escuela se realiza contra aquellos que son percibidos como diferentes, o con dificultades de integración social, el caldo de cultivo perfecto cuando hablamos de niñas en situaciones vitales precarias» concluye.

Desconocimiento del problema en nuestra sociedad

Este contexto muestra la necesidad, no solo de concienciar a la población española sobre la existencia de la pobreza menstrual en nuestro país (el 70% de la ciudadanía no conocen o confunden este término), sino de entender que se trata de una situación que requiere de la atención de todos para poder trabajar en reducirla hasta conseguir erradicarla.

En este sentido, nuestro país parte de una situación avanzada puesto que ya se ha dado un paso legal para hacer frente a esta situación a través de la Ley Orgánica 1/2023 que garantiza «la gratuidad de los productos de gestión menstrual en centros educativos, en las situaciones en que resulte necesario». 

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