La octava sesión de preliminares del COAC estuvo de nuevo encabezada por un coro: La fiesta de los locos. La agrupación que firman los gaditanos Antonio Bayón (letra) y Rubén Cao (música) regresó a las tablas del Gran Teatro Falla después de conseguir el segundo premio en el certamen de 2023 y el oro en la edición de 2022.
El coro de Los Estudiantes se presentó caracterizado de bufón anunciando una «fiesta loca y pervertida» y declarando que se permite «celebrar la bendita locura del que no tiene cura». Los tangos cambian el registro jocoso por uno más serio, siendo el primero de los dos una dedicatoria a la plaza del Mentidero, el rincón donde «todo empieza y acaba» para ellos y que los ha visto «ganar y perder» y «llorar y reír». La segunda letra, en tono de crítica, cargó contra la «dictadura de las dietas» y las «mentes estrechas» que discriminan y «ponen cruces» según el cuerpo de cada persona.
El repertorio no decae en una buena tanda de cuplés que dedicaron a los las «otras aspiraciones» de Omar Montes en los Grammy Latino, el escándalo de Manolín Santander con los DNI y a la contradicción de hacer el Camino de Santiago, pero al mismo tiempo coger un taxi para ir de Candelaria al Palillero. El grupo hizo un pase por preliminares muy destacable que coronó un popurrí alegre, movido y anclado al tipo de bufones.
La huella
Tras cuatro años de ausencia, la comparsa de Tarifa regresó al Gran Teatro Falla en la octava sesión de preliminares del COAC. La agrupación presentó un tipo metafórico: el «eco de un tiempo más lejano y amable»; aludiendo así a las civilizaciones que han impregnado nuestra cultura e identidad. La huella aseguró en su presentación que «en este mundo faltan pasos que salpiquen verdades».
Los comparsistas volvieron a Cádiz con sendos pasodobles dedicados al turismo masivo, que «se presenta como un galán», «somete tu identidad» y «te echa de tu casa», y a los abuelos, «la huella de mi ayer». Destacó en las coplas la interpretación del grupo, que demostró una sobrada potencia vocal.
Para los cuplés optaron por contraponer las facilidades que da la inteligencia artificial a los jóvenes de hoy en día, frente a un pasado no tan lejano en el que ellos veían el «porno codificado», y las personas que van al gimnasio y gastan más calorías hablando que haciendo deporte. El popurrí fue un continuo vagar, que dejó huella en varias temáticas y quisieron hilar a un tipo volátil, destacando aquella cuarteta en la que aseguraron que «hay vidas que no se entienden sin otras vidas».
La alegría de mi casa
San Juan de Aznalfarache llegó a la octava sesión de preliminares del COAC con la chirigota La alegría de mi casa. Raúl Calzado (letra) y Pablo Leiva (música) han optado por traer al Falla la historia de Miércoles Addams, que está «tramando un plan para que este carnaval tu alegrías tan sólo sean desgracias».
Los pasodobles, un piropo a Cádiz y una crítica a la concesión de la Medalla de Andalucía, forman parte del plan de convertir la alegría en desgracia. La interpretación de las coplas por parte del grupo dejó mucho que desear, siendo la desentonación y la descoordinación las características principales que podrían definirla.
La tanda de cuplés a su color favorito, el negro, que cambian por el rosa cuando van a ver Barbie, y al Bizcocho como rey mago no enmendaron una actuación de auténtico espanto que terminó con un popurrí terrorífico en el que queda claro que a Miércoles Addams le gusta todo lo relacionado con la muerte y la oscuridad, pero lo que más le gusta es «hacer sufrir».
Los amuletos
Andrés Morales, Andy; Raúl Gálvez y Pablo Gallardo, Cuartokilo, regresaron al concurso y trajeron a la octava sesión de preliminares del COAC la idea de una especie de peregrinos que andan en busca de amuletos.
La primera letra de la comparsa fue un reproche a la Fundación Cajasol, la cual, según cantaron, «engañó a los carnavaleros». A la misma entidad pidieron que pagara los «108.000 euros que deben a los copleros» y acto seguido taparon su publicidad en las tablas. El segundo pasodoble tiró de nuevo de metacarnaval para criticar a los «autores que no se mojan» y a los «hipócritas y cobardes que cantan una cosa y piensan lo contrario».
La moda de las cupletinas, simpáticas y muy bien recibidas por el público, volvió a hacer presente en el concurso y dejó como protagonistas a Ramoni, «que no es una oveja, es un bisonte»; a Andy, autor de la comparsa al que pidieron que se separara de «Lucas y de la nevera»; al precio del aceite y a Manolín Santander. El popurrí supuso una vuelta a la idea de la buscadores de amuletos, que, sin embargo, acabó yéndose por las ramas.
Lo mío es peor
La chirigota de Alcalá estrenó su repertorio en la octava sesión de preliminares del COAC después de no salir en el concurso de 2023. Curro Quintanilla, Carlos García, Marcos Nogueroles y Diego Letrán se presentaron caracterizados de unas señoras mayores que llevan tres días en el hospital esperando a que las atienda el doctor Pascual.
La agrupación alcalareña fue recibida en el teatro al grito de «chirigota». La pareja de pasodobles, en clave tragicómica, fue una crítica a esas mujeres que son creyentes para «proteger bien la apariencia» aunque les importe «un pimiento ver en la calle el lamento de esos que no tienen nada». Una letra contra quienes «rezan con vulgar hipocresía» para ocultar su «temor sobre la muerte».
La segunda copla, en la línea de la anterior, censuró el «contenido de las canciones de reguetón» unas letras que, según le dijo esta abuela a su nieta, «te insulta y te degrada, te llama perra y te convierte en una esclava» después de que sus padres hayan luchado «para que no seas sumisa».
La tanda de cuplés de Lo mío es Peor fue para el calentamiento global y al amor platónico de estas señoras, que resulta ser el archiconocido Juan y Medio. El popurrí es un repaso por las enfermedades y pastillas que toman estas mujeres, siendo su preferida «la viagra» y un recopilatorio de sus experiencias en la sala de espera.
La última canción
La octava sesión de preliminares del COAC la cerró la comparsa cordobesa de Francisco Javier González Peñalver que optó por un tipo de cantautor «rebelde, bohemio y trovador» que vino, como explicaron en la presentación, a «encontrar el punto intermedio entre letra y melodía», a «arrancar del alma lo que te importa y te da la vida» y a escribir La última canción.
La primera copla fue para Cádiz a la que el grupo intentó sorprender con piropos, tales como que en carnavales es «la envidia de Andalucía», y mostrándole «el respeto de este humilde aficionado». Para la segunda letra adoptaron un tono más crítico, asegurando que «la igualdad no es la venganza» de las mujeres que «renacen valientes y quieren ocupar su lugar», sino que «está en medio de la balanza, equilibrando la esperanza».
La tanda de cuplés tuvo como protagonistas a Andy y Lucas, la droga y al temporal, estando algo mejor el estribillo en el que el grupo avisa a Cádiz de que «no dejaré de cantarte en toda mi vida». El popurrí fue un regreso al tipo. En él explicaron cómo escribir la última canción, esa que «cura los retales de tus heridas y resume en un verso toda tu vida». Las instrucciones son fáciles: «en este canto no hay lugar para sufrimientos, se trata de describir lo bueno». La comparsa cuca expuso, además, el contenido que debe estar presente en la composición.