Imagen en directo de la laguna de Santa Olalla el 30 de octubre de 2023. CSIC

Las intensas lluvias que han azotado Andalucía en las últimas semanas han «revivido» la laguna de Santa Olalla, situada en el corazón de Doñana, y seca desde este verano. A pesar de las trágicas pérdidas humanas, estas precipitaciones también han traído consigo un inesperado efecto positivo en los ecosistemas acuáticos y el medio ambiente en general.

La laguna de Santa Olalla, considerada la marisma permanente más grande dentro del Parque Nacional de Doñana, ha comenzado a recuperarse después de un período crítico. El pasado mes de agosto, esta laguna llamó la atención al secarse por completo, repitiendo la misma situación por segundo año consecutivo. Sin embargo, en la actualidad, se puede apreciar un cambio sorprendente en su estado, gracias a una cámara instalada por la Estación Biológica de Doñana. Al comparar las imágenes capturadas recientemente con las tomadas en agosto, se puede observar cómo la laguna ha vuelto a cobrar vida, reflejando una notoria mejoría después de meses de sequía.

La borrasca Bernard, responsable de este hecho

La reciente borrasca Bernard ha sido responsable de una descarga importante de agua en la provincia de Huelva durante las últimas semanas. En lugares como Ayamonte se recogieron aproximadamente 90 litros por metro cuadrado hace una semana.

La laguna de Santa Olalla, que es la mayor de Doñana, se abastece principalmente del agua subterránea que proviene del acuífero. A lo largo del tiempo, esta laguna se ha mantenido como un cuerpo de agua permanente, a diferencia de otras lagunas más pequeñas que experimentan variaciones estacionales. La marisma de Santa Olalla quedó completamente seca a mediados de agosto, dos semanas antes que en el año anterior. Esta transformación drástica afecta significativamente al sistema de lagunas de Doñana, un hábitat que alberga una impresionante biodiversidad y que constituye uno de los ecosistemas más valiosos en el ámbito de las áreas protegidas.

Históricamente, la laguna de Santa Olalla se ha secado en cuatro ocasiones registradas en la historia, siendo los años 1983, 1995 y el verano de 2022 los períodos más notables en los que se agotaron por completo sus reservas de agua. Sin embargo, el reciente resurgimiento tras las lluvias intensas ofrece un rayo de esperanza para la preservación de este frágil ecosistema en Doñana.

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