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En todo el norte de África se habló latín y sabemos que en al menos desde los actuales Túnez hasta Marruecos el latín sobrevivió. El conocimiento que tenemos de este latín africano es mínimo. Alguna alusión por parte de San Agustín de Hipona, Isidoro de Sevilla y Al Idrisi, pero al final se queda en casi nada. Todas esas lenguas o variedades latinas desaparecieron a medida que el Islam conquistaba a sus hablantes. Por el contrario , en el caso del bereber, el turco o el persa la nueva religión no supuso la sustitución lingüística. Es más, en Turquía y Persia no es que coexista la lengua del Corán… es que ni siquiera se habla árabe.
¿Qué marcó entonces la diferencia del latín magrebí e hispano, donde sí desaparecieron las lenguas de origen? Pues que se trataba de la lengua del cristianismo y aquí se establecía un conflicto religioso. Por eso el bereber se sigue hablando en Marruecos, pero el romance no. Así pues, todo descendiente del latino africano fue barrido en un parpadeo… Y, contra todo pronóstico, el hispano sobrevivió hasta el siglo XIII.
Los hispanos no solo siguieron hablando su lengua, sino algo aún más excepcional: la dejaron por escrito. En 1964 el hebreísta Miklos Stern descubrió en El Cairo los primeros poemas escritos en una lengua romance, precisamente el andalusí. Aunque aquello ya un hito en sí mismo, no era ni lo primero ni lo único que teníamos de su lengua. Ya se conocía desde hacía un siglo antes apodos, glosarios completos botánicos y médicos, palabras sueltas e incluso frases que el poeta Ben Guzmán intercalaba en sus poemas. Con todo, el descubrimiento de las jarchas fue excepcional porque nos permitió conocer proposiciones, adverbios, conjugaciones verbales y conjunciones… Lo que es una lengua en realidad.
La lengua romance estaba tan asentada entre los andalusíes, que cuando hablaban en árabe adoptaban muchas palabras de su otra lengua. Al estar el árabe andalusí muy bien documentado, de rebote y sin pretenderlo han sobrevivido muchas palabras que, de lo contrario, se habrían perdido para siempre.
¿Pero por qué los andalusíes mantuvieron su lengua autóctona al contrario que el resto de territorios latinos arabizados? No soy capaz de dar una respuesta. Lo cierto es que, por mucho que el árabe fuera la lengua de la administración y literatura, Al Andalus se resistió abandonar su romance. ¿Por la independencia política de Al-Andalus? ¿Por considerarse los emires y calidad herederos de los visigodos? ¿Por la necesidad de comunicación con los reinos del norte? Pudo ser por todo o por nada en concreto,. Lo único que sé es que sigue siendo una lengua viva que aún nos da sorpresas como el descubrimiento de un nuevo manuscrito romance de Maimónides.
¡Larga vida al romance andalusí!