La riqueza de Andalucía es incuestionable. Y no únicamente me refiero a la léxica o al gran potencial económico que posee. Hablo también de su gente, ya que han existido millones de andaluces  ilustres que lo corroboran por haber destacado por alguna destreza, algún don o alguna virtud por encima del resto de toda la humanidad.

El gran onubense Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de Literatura y valorado de manera universal ha estado siempre vinculado a un nombre femenino, Zenobia, cuya figura, lejos de estar oculta tras el nombre de su célebre esposo, siempre ha estado vinculado a él destacando inmensamente.

Escritora y lingüista, Zenobia Camprubí Aymar (1887-1956) nació en Cataluña pero residió gran parte de su vida en Huelva, donde se asentó junto al poeta, su amor y compañero Juan Ramón Jiménez, desde su matrimonio en 1916 hasta el momento de su fallecimiento, por lo que es considerada como una onubense ilustre por ser una de las primeras grandes feministas de España, ya que reivindicó constantemente una mayor presencia de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. Fue por ello nombrada “Hija Adoptiva de Moguer” y también tiene una calle con su nombre en este pueblo de Huelva de donde procede Juan Ramón.

Y porque hijas adoptivas son aquellas mujeres que son un ejemplo a seguir, está claro que el nombre de una calle no se le otorga a cualquiera. Zenobia estuvo vinculada a actividades culturales, difundiendo la lengua y cultura andaluzas, y desarrollando así una excelente labor cultural. También ejerció como poetisa y traductora llegando a colaborar incluso en la traducción de obras de grandes clásicos ingleses como Shakespeare.

Fue también muy adelantada para su época, ya que el hecho de ser mujer en esos tiempos no le impidió dedicarse a negocios de antigüedades y de inmobiliarias, conocer varios idiomas y mantener estrechas relaciones con las editoriales además de liderar iniciativas benéficas de apoyo a la comunidad, tales como la fundación en Barcelona de la asociación «La Enfermera a Domicilio”, un servicio social.

Zenobia fue una mujer cultivada que viajó por varios países adentrándose en círculos culturales, como los de Estados Unidos de principios de siglo XX llegando incluso a dar clase en la Universidad de Maryland. A raíz de su matrimonio con el premio Nobel onubense su vida  intelectual se centró en el círculo de su marido trabajando con él como secretaria, agente y traductora.

Dotada de una educación selecta, dominando idiomas e inmersa en la cultura, esta inteligente fémina también destacó por impulsar varias campañas a favor de los niños de la guerra civil española, también por Argentina y Puerto Rico, donde también trabajó como profesora universitaria. Está considerada como una de las primeras feministas de España y fue miembro destacado del Lyceum Club Femenino.

Es por todo ello que al oír o leer el nombre de Zenobia cualquier persona lo vincula con Andalucía y con su cultura; y evoca en su mente a una mujer sobresaliente que fue capaz de adelantarse a los tiempos siendo renombrada e ilustre, sin permitirse ser relegada a los roles machistas establecidos en ese siglo en que las mujeres se suponían únicamente en labores de maternidad y del cuidado de la casa en una sociedad totalmente patriarcal. Por el contrario, ella no consintió que en general las creencias y conductas discriminaran y menospreciaran a la mujer por considerarla inferior al hombre, sino que se emancipó en su lucha por una igualdad fehaciente formándose constantemente, estudiando idiomas, trabajando  y dejando patente un anhelo de igualdad entre las mujeres, sirviendo por lo tanto de referente para el resto de mujeres onubenses, andaluzas y del resto del mundo que pueden verse reflejadas en un ansia de mejorar, de progresar y de trabajar en ámbitos tales como el educativo y el cultural en general.

Zenobia disfrutaba de la libertad que te da la cultura y la cultura andaluza es inmensa. Además, encontró la concesión de los derechos que se suponían reservados a los hombres, codeándose con ellos en los círculos sociales más selectos y trabajando incluso en la universidad norteamericana, por lo que siempre ha sido un ejemplo para generaciones venideras, para quienes aún hoy en día construyen una realidad basada en la igualdad.

Ella fue una mujer que decidió ejercer un papel activo, un rol de cambio, mejorando nuestra sociedad sin conformarse con verse relegada a estar en la sombra, a pesar de estar casada con uno de los grandes autores de la historia perteneciente al canon literario andaluz, en definitiva, una de las muchas heroínas de Andalucía.

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