Hoy estamos en Morón de la Frontera, en Sevilla. Nuestra cita es en el CEPER Federico García Lorca y esperamos, según las previsiones, unos 15 alumnos. Al llegar, Mamen nos recibe muy amistosamente y nos avanza que finalmente van a ser algunos alumnos más porque quieren unir dos clases.

“Vamos a hacer el taller en el salón de actos, está al final del pasillo”. ¿En el salón de actos? Suena muy ceremonioso y da la impresión de que nos va a sobrar sitio, ¿no?

Mientras preparamos el ordenador y el proyector que usaremos para mostrar los ejemplos comienzan a llegar los alumnos. Entra toda un curso a la vez, serán una docena de personas. Seguimos preparándonos para impartir el taller y de fondo escuchamos como van entrando alumnos y se poco a poco se distribuyen en los asientos. Cuando volvemos la mirada hacia las butacas nos encontramos con casi 50 personas y nos dicen que aún hay más por llegar.

Cuando comenzamos el taller, alcanzamos el medio centenar de alumnos. ¿De dónde sale tanta gente? De nuevo hemos subestimado el interés de las personas mayores a la hora de formarse y seguir aprendiendo. A su ritmo, pero sin abandonar.

La edad media de los asistentes está entre los 60 y los 75 años y muchos tuvieron que emigrar fuera de Andalucía hace años. Andalucía pasaba hambre y miseria, el futuro estaba fuera de nuestra comunidad.

“Yo estuve viviendo fuera de España, en Francia, y siempre nos decían a los españoles que éramos gente inculta y vaga. Sobre todo a los andaluces. Pero yo estaba allí para trabajar.”

¿Realmente los andaluces somos incultos y vagos? No puede ser que esa descripción englobe a las más de 7 millones de personas que vivimos en Andalucía. Es un estereotipo que llevamos colgando con dolor y enfado por la injusticia que supone.

Es una injusticia para aquellos anadaluces que tuvieron que emigrar porque querían mejorar su calidad de vida, porque querían trabajar y que nunca olvidaron su tierra, sus costumbres y su cultura.

El CEPER en el que estamos hoy se llama Federico García Lorca. No hay mejor representante de la cultura Andaluza que Federico. Para él también es una injusticia. Él la combatió con sus palabras, nosotros queremos hacer lo mismo con nuestros talleres.

Estamos frente a medio centenar de andaluces que podría estar en casa descansando, sin hacer nada, o dedicado a las labores propias del hogar, haciendo la compra; o simplemente paseando y viendo el tiempo pasar. Pero no. Han decidido pasar la mañana estudiando, aprendiendo y haciéndose mejores. ¿Por qué no es esa la imagen que se tiene de los andaluces fuera de nuestra tierra?

Muchos factores influyen en la respuesta a esa cuestión, pero los medios de comunicación tienen mucho que ver. Lo normal es que el andaluz sea considerado alguien inferior y con poca o ninguna preparación cuando aparece en los medios. Esa imagen, repetida a diario, termina por convertirse en una realidad para aquellos que no conocen Andalucía. Es más fácil y rápido acudir al estereotipo porque es lo que están esperando los de fuera y, desafortunadamente, lo que están acostumbrados a escuchar los de aquí.

El CEPER Federico García Lorca de Morón, con su entrega e interés, ha demostrado que estos estereotipos están equivocados y que son producto del desconocimiento. Si alguien sigue pensando lo contrario, tenemos más de 50 ejemplos para demostrarle que se equivoca.

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