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Un grupo de investigadores del IHSM La Mayora (Universidad de Málaga-CSIC) ha desarrollado un bioplástico a partir de celulosa y un compuesto rico en flúor que es seguro, biodegradable y resistente al aceite y grasas, cualidades que lo hacen apto para su uso en el envasado de alimentos como galletas, aperitivos y otras comidas preparadas.
La investigadora del IHSM La Mayora Susana Guzmán, una de las autoras de este estudio, ha señalado que este bioplástico ha sido desarrollado «añadiendo una cierta cantidad de flúor a la celulosa», un polímero natural que se degrada en agua de mar en cortos períodos de tiempo en comparación con los plásticos convencionales elaborados a partir del petróleo, que pueden tardar algunos cientos de años en degradarse.
Otras propiedades interesantes de estos bioplásticos, según destaca la científica, son su hidrofobicidad (resistencia al agua y otros líquidos), su resistencia al vapor de agua, el oxígeno (no traspasa el compuesto) y a sustancias oleosas, así como su versatilidad mecánica.
La principal novedad de este trabajo es que se ha llevado a cabo una reacción química entre la celulosa y el compuesto rico en flúor, de tal forma que estos compuestos «no pueden separarse» durante la vida útil del material, ofreciendo así una gran resistencia y seguridad para el consumidor.
Esta investigación ha sido fruto de una colaboración entre científicos del IHSM La Mayora, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (ICMS), profesionales del Instituto Italiano de Tecnología (IIT) de Génova (Italia) y del Instituto de Química Orgánica y Química Macromolecular de la Universidad de Jena (Alemania).